NoticiaPastoral penitenciaria La Semana Santa se vivió con pasión y esperanza en las cárceles de la diócesis Publicado: 19/04/2022: 6664 Penitenciaria El primer bautismo de un interno en el centro penitenciario de Melilla, el regreso de los voluntarios de pastoral penitenciaria al centro de Alhaurín de la Torre y la ausencia de dicha presencia en el centro de Archidona entre los hitos vividos por la Iglesia de Málaga al lado de los presos. El delegado de Pastoral Penitenciaria, el sacerdote trinitario Pedro Fernández Alejo, afirma que, «en estos primeros meses del 2022, hemos vivido una situación de claroscuro, de luces y sombras. Por una parte, en el Centro Penitenciario Málaga II, en Archidona, se pudieron realizar actividades pastorales casi dentro de la normalidad, hasta que llegó el momento fatídico de la aparición del virus contagiando a varios internos, lo que supuso el cierre inmediato a cualquier intervención desde el exterior. Esto ocurrió recién estrenado el mes de abril. Lo que supuso el no poder celebrar la Semana Santa en el interior con los internos. A la fecha de hoy aún permanece cerrada la prisión». Por otro lado, el Centro Penitenciario Málaga I, en Alhaurín de la Torre, «quedó aislado desde principios del mes de enero hasta el día 31 de marzo. Por fin, el primer día de abril, nos permitieron iniciar las actividades pastorales con total normalidad y, tras tres meses de ausencia total, se nos abría una puerta a la esperanza de poder celebrar íntegra toda la Semana Santa. Como así ha sido», explica el delegado. Alhaurín de la Torre «A marchas forzadas tuvimos que hacer un recorrido por todos los Módulos para apuntar a los internos que deseaban participar en las celebraciones de la Semana Santa y confeccionar las listas correspondientes para presentar a la Dirección, que se harían en el Salón de Actos del Centro. Después de tres meses sin atención espiritual y religiosa, era lógico que los internos quisieran participar y así ocurrió que se apuntaron cerca de doscientos. Desde Seguridad se encargaron de reducir el número casi hasta la mitad», explica el padre trinitario. Tras pedir las autorizaciones pertinentes para introducir en la prisión todos los elementos necesarios para las celebraciones de Ramos y el Triduo Pascual, todo siguió su curso. Así explica el capellán cómo vivieron las celebraciones: «El sábado día 9 celebramos la procesión de los Ramos con la lectura de la Pasión. El Jueves Santo, la Cena del Señor, tuvo como elemento simbólico el “lavatorio de las manos” significando la purificación, reconciliación y servicio. Otro signo destacado fue la presencia de un pan inmenso elaborado por los internos de la panadería de la prisión; al terminar la Eucaristía, el pan fue repartido en trozos para todos los presentes. Esta celebración fue animada por el grupo musical “Amanecer”, al que fue una delicia escuchar. El Viernes Santo celebramos el Via Crucis en la cancha de fútbol de la prisión. Todas las oraciones fueron realizadas por los internos de Alhaurín de años anteriores, lo que les daba un matiz más personalizado y real. Por último, la celebración de la Vigilia Pascual que, al igual que el resto de las celebraciones, celebramos por la mañana, comenzó con el encendido del Cirio Pascual a la entrada del Salón, continuando con la procesión, en la que los internos y los voluntarios portaban una velita que permaneció encendida hasta el momento del Pregón Pascual». El capellán concluía que ha sido una experiencia «muy emotiva y participativa por parte de todos, incluidos algunos de los funcionarios presentes. La asistencia de los internos a los distintos encuentros celebrativos fue de unos 50. Estamos muy agradecidos a la Dirección y a los funcionarios, que nos dieron toda clase de facilidades, mostrando una buena disponibilidad, pues ya sabemos que en estas situaciones siempre surgen inconvenientes que luego se van solucionando sobre la marcha». Melilla Desde el Centro Penitenciario de Melilla, en el que no han tenido restricción alguna, el equipo de Pastoral Penitenciaria ha podido desarrollar el programa pastoral sin dificultad. Su capellán, Francisco Cuenca explica que el sábado 2 de abril, quinto Domingo de Cuaresma, se celebró una Eucaristía con todos los internos cristianos y algunos miembros de la Cofradía de Jesús Cautivo y, posteriormente, los internos realizaron el traslado de la imagen de Jesús Cautivo que se custodia en la Capilla del centro hasta el exterior de la prisión donde fue entregada a la Cofradía para su posterior procesión el Sábado de Pasión. El Jueves Santo se celebró la Cena del Señor, «el momento del Lavatorio de Pies fue especialmente emotivo pues a todos nos arrancó algunas lágrimas. Hubo momentos de la Celebración que parecía una auténtica despedida por parte de Jesús», expresa el capellán. El Viernes Santo de la Pasión del Señor se realizó una celebración con la adoración de la Cruz como momento central donde todos pudimos adorar la Cruz y postrarnos ante ella. Los internos presentaron sus vidas, fotos de sus familias, se abrazaron a la Cruz y cada uno llevó a los pies del Señor su mayor Amor». El Domingo de Resurrección celebraron la Pascua, presidida por el Vicario Episcopal Eduardo Resa y concelebrada por el capellán Francisco Cuenca y el sacerdote Manuel Otero. En ella tuvo lugar un hecho histórico: por primera vez un interno recibió el bautismo, «un motivo de gran alegría para la comunidad de católicos de esta prisión. Tras la celebración se realizó una fiesta con una merienda cena».