DiócesisSemblanzas «Tú sabes que te amo» Semblanza Antonio Estrada Publicado: 06/03/2012: 11943 La parroquia de Ntra. Sra. del Rosario (La Cala del Moral) acoge, el viernes 9 de marzo a las 19 horas, la celebración de una Eucaristía con motivo del fallecimiento del sacerdote Antonio Estrada. El sacerdote Antonio Estrada (16-Julio-1931- +4-Marzo-2012), recientemente fallecido, ejerció su labor pastoral en La Cala del Moral, Benagalbón, Moclinejo, Almáchar, Cútar y El Borge. “Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo”. Estas palabras de san Pedro al Señor en el momento del Primado, fueron las que D. Antonio escogió para su tarjeta recordatorio de su primera Misa, que celebró en Pizarra el 16 de Julio del año 1959. D. Antonio conocido en Pizarra como “Antoñito el del puente” se crió en el seno de una familia cristiana, sus padres Alonso y Frasquita le dieron la primera instrucción en la fe. Entró en el Seminario de Málaga y allí se gano el cariño de sus compañeros. Siempre lo recuerdan en esta etapa por su chispeante buen humor y por la originalidad con que preparaba la pizarra de los avisos litúrgicos. Allí durante muchos años estuvo rezando junto al Sagrario y junto a la imagen del Buen Pastor. En D. Antonio el Señor ha cumplido nuestra petición: “Pastor Bueno, danos buenos pastores, dispuestos a dar la vida por las ovejas”. Terminó los estudios eclesiásticos en el Seminario de Sigüenza-Guadalajara. Allí fue ordenado presbítero el 5 de Julio de 1959. Durante más de veinte años estuvo desarrollando su ministerio en la diócesis de Sigüenza-Guadalajara. Allí se le encomendó trabajar en el Colegio episcopal Sagrada Familia de Sigüenza. En aquellas tierras le recuerdan como cura, maestro, cronista y compañero. Cura porque ante todo era Padre que está pendiente de los chicos y sabía corregirles con tiento. Maestro porque estando allí se sacó el título de Magisterio y se empleo en la enseñanza de la literatura y porque tuvo la virtud principal de todo docente: la paciencia. Cronista porque hacía el resumen anual del curso. Compañero porque estuvo siempre con su cuarto y su despacho abierto para escuchar al que acudiera a él. El uno de septiembre del año 1982 tomo posesión como párroco de La Cala del Moral. Estuvo también durante un año de encargado de Benagalbón y Moclinejo, durante otro año vicario parroquial de Almachar, Cutar y El Borge. También fue miembro del C .A.E. durante tres años. Durante los últimos treinta años, La Cala ha experimentando un desarrollo sin precedentes, el pueblo ha crecido y se han construido colegios, institutos,…La Iglesia se quedó pequeña, y todos recuerdan en aquellos tiempos la cantidad de personas que seguían la Misa desde la acerca. Aunque D. Antonio era delgado, hay que decir que era bastante valiente. No se contento con que el pueblo escuchase la Misa desde la carretera, porque no podían participar en la Eucaristía. Por eso se decidió a construir un nuevo templo, un templo a la altura del pueblo que estaba creciendo. El llamó a este templo “la Catedral de La Cala”. Durante los años 90 organizó rifas, cenas, tómbolas,…con gran colaboración del pueblo. Todos han referido la gracia con que sabe pedir. Hubo una época que necesitó un millón de pesetas al mes y se invento el eslogan 1000 x 500 y 500 x 1000, es decir 1000 personas a 500 pesetas y 500 personas a 1000 pesetas mensuales, y fue todo un éxito. Consiguió infundir un mayor amor a la Madre Dios, tanto en su advocación del Carmen como del Rosario. Su amor a la Madre de Dios, a la Madre los sacerdotes, a la Madre de todos los cristianos, impulso el desarrollo de las dos cofradías de La Cala: la Hermandad del Rosario y la Hermandad del Carmen. Aunque nunca olvidó su devoción a la advocación de la Fuensanta, patrona de Pizarra. Desde la Iglesia queremos agradecer y reconocer a sus sobrinos: Antonio, Mª Ángeles y Pepe, el cuidado exquisito y el amor hacia su tío, que Dios os lo premie. También queremos agradecer desde la Iglesia a Jeta y a Ana el cuidado hacia D. Antonio, el trabajo de cuidar a personas mayores exige un plus de amor y calidad humana y lo habéis hecho de un modo maravilloso. Durante sus bodas de oro, nos recordó su gran amor por Pizarra y La Cala y decía: Pizarra es mi cuerpo y La Cala es mi alma. Desde el cielo pídele a la Madre de Dios, por nosotros y pídele también por los jóvenes que sienten la llamada al sacerdocio, para sean valientes para embarcarse en esta aventura de servir al Señor y al Pueblo de Dios. Descanse en paz Autor: Rafael Rodríguez Saenz de Rojas Más artículos de: Semblanzas Semblanza del sacerdote Juan González Arrabal Semblanza de José Burgos Quintana Compartir artículo Twitter Facebook Whatsapp Enviar Imprimir