Diócesis

Mateo: un evangelio misionero centrado en el Mesías y la Iglesia

Publicado: 04/06/2012: 5396

El Evangelio de San Mateo se escribió en torno al año 80, para una comunidad formada, sobre todo, por judíos que han creído en Jesús como Mesías, Hijo de Dios.

¿Por qué un nuevo Evangelio si se conocía el de san Marcos?

El evangelista, que debía de conocer la obra de san Marcos y una colección de dichos de Jesús para la misión, bajo la inspiración del Espíritu Santo, utilizó éstos y su tradición comunitaria para presentar a Jesús desde una perspectiva nueva, porque la comunidad vivía una situación distinta de la quetuvo que afrontar el evangelista Marcos.

Los primeros cristianos eran miembros del pueblo de Israel que creían en Jesús como Mesías y vivían dentro del judaismo plural del tiempo de Jesús, compartiendo cuatro grandes principios: un solo Dios, una Ley, un Pueblo, un Mesías. Estos eran interpretados de forma distinta por los diversos grupos: fariseos, saduceos, esenios... y los «nazarenos», como eran conocidos los discípulos de Jesús. La rebelión contra Roma y las guerras subsiguientes permitieron a los fariseos alzarse con el monopolio del judaísmo, pretendiendo ser sus únicos intérpretes. En este contexto los cristianos tuvieron que abandonar la sinagoga y se distanciaron progresivamente del mundo judío. Esto provocó que se preguntasen por la relación de Jesús y de la Iglesia con el judaísmo: ¿Es Jesús un impostor, o es el Mesías, auténtico y definitivo intérprete de la Ley? ¿Cuál es la relación de la Iglesia con Israel?

Los miembros de la comunidad, pertenecientes a la segunda generación cristiana, corren el peligro de convertir la vida cristiana en formalismo legalista. Su origen fundamentalmente judeocristiano, relacionado con el mundo fariseo y sus deformaciones típicas, hizo aparecer el formalismo, el legalismo, que se traducían en pérdida de vigor misionero. Por otra parte, los cristianos procedentes del paganismo, difícilmente habrían captado con profundidad la originalidad cristiana. De ahí, que estuviesen expuestos a las influencias paganas: culto a los dioses y al dinero, visión mágica de la oración y divisiones internas, etc.

El Evangelio de San Mateo

El evangelista hace un relato con dos grandes partes.

La primera (3,1-13,51) presenta a Jesús como el Mesías, heredero y cumplimiento de las promesas de salvación, auténtico interprete de la Ley (4,12-11,1), rechazado por la mayoría de su pueblo (11,2-13,58).

La segunda (14-28) presenta a la Iglesia como comunidad de discípulos, en la que se continúa el auténtico pueblo de Dios compuesto por judíos y gentiles que viven la voluntad de Dios interpretada por Jesús.

El Evangelio comienza con un prólogo (Mt 1-2), en el que aparecen los grandes temas que el Evangelista desarrollará: Jesús es el Mesías descendiente de Abrahán e hijo de David (1,1-18), a quien José, obediente al anuncio del ángel, acoge como un hijo y le pone por nombre Emmanuel, Dios-con-nosotros. Adorado por los paganos que se dejan iluminar por la Palabra de Dios (2,1-12) y rechazado por los suyos, va a vivir a Nazaret (1,13-23).

El evangelista comienza la primera parte con tres escenas introductorias: Juan Bautista anuncia la llegada del reino de Dios e invita a la conversión (3,1-12); el bautismo de Jesús, en el que el Padre lo presenta a la comunidad como Hijo predilecto (3,13-17) que, vence las tentaciones apoyándose en la Palabra de Dios (4,1-11).

A continuación presenta a Jesús que realiza las obras propias del Mesías: Maestro que enseña e interpreta la Ley (4,12-7,29, 1º discurso: Sermón de la Montaña); Siervo-Salvador que ofrece la salvación anunciada por los profetas (8-9,35) y organiza la misión, enviando a sus discípulos a reunir al pueblo de Dios de los últimos tiempos (9,36-11,1, 2º discurso: Discurso misionero).

Concluye la primera parte de su Evangelio narrando una serie de hechos que muestran las diversas respuestas ante Jesús, predominantemente negativas (11,2-12,50). Con el discurso en párabolas (13,1-52, 3º discurso) ofrece una reflexión sobre la incredulidad y la postura que han de adoptar los discípulos ante ella. Concluye el evangelista con el rechazo de Jesús en la sinagoga de Nazaret, en su propia patria (13,53-58).

La segunda parte del evangelio presenta, en cuatro momentos, la creación de la Iglesia. En primer lugar, el rechazo de Jesús hace que se retire de los judíos (14,1; 15,21;16,4) y centre su actividad en el anuncio de la Iglesia (14,1-16,20).

En un segundo momento, mientras Jesús sube a Jerusalén da una serie de enseñanzas sobre la Iglesia (16,21-20,34; ). Y lo hace en tres secuencias narrativas: anuncio de la muerte y resurrección, incomprensión de los discípulos y enseñanzas (16,21-17,21; 17,22-20,16, que incluye el 4º discurso 18,1-35, sobre la vida comunitaria; 20,17-34).

En un tercer momento, el Evangelista relata la actividad de Jesús en Jerusalén antes de la Pascua (21-25): Jesús, se presenta en el Templo como Mesías y lo declara impuro (21,1-17). En la ciudad santa es rechazado, como pone de relieve las controversias con los diversos grupos y las parábolas explicativas que le siguen (21,18-22,46). Finalmente, el evangelista nos presenta la última actuación pública de Jesús: el discurso sobre Israel y el fin del mundo (23-25, 5º discurso).

Concluye el evangelio con el relato de la pasión, muerte y resurrección del Señor, que da lugar al nacimiento de la Iglesia (26,1-28,15), enviada a hacer discípulos de todos los pueblos (28,16-20).

El mensaje de Mateo

La enseñanza de Mateo puede sintetizarse en el mandato misionero (28,18-20). Él hace una relectura cristiana de las ideas teológicas básicas del judaísmo: Yahveh, protagonista de la historia de la Salvación, se ha revelado en Jesús como Dios-Padre. El Reino prometido ya ha comenzado por medio de Jesús, el Mesías rechazado, Maestro y Señor, que interpreta auténticamente la voluntad del Padre, contenida en la Ley que él ha llevado a su plenitud; su cumplimiento es condición para el Reino futuro. La presencia del Reino debe generar un comportamiento gozoso, profundo y no meramente formalista.

La Iglesia, santa por la presencia del Señor y pecadora en nosotros sus miembros, hunde sus raices en el Pueblo de la Primera Alianza y está formada por todos los bautizados que acogen la enseñanza de Jesús y la ponen en práctica, viviendo así la voluntad del Padre.

Mateo, un escrito cercano a nosotros

Muchos piensan que, dado que Dios es misericordioso y salva a todo el que actúa en conciencia, no es necesario invitar explícitamente a formar parte de la Iglesia, especialmente a personas que pertenecen a otras tradiciones religiosas. Pero el mandato de Jesús es claro: todos estamos invitados a ofrecer sin imponer el mensaje de Jesús, siempre con el testimonio, y de manera explícita cuando sea oportuno. Todos tienen derecho a que se les ofrezca la plenitud de la salvación, que es Cristo, y sean invitados a formar parte de la comunidad de discípulos.

El Evangelio de Mateo es una invitación continua a no quedarnos en la superficialidad del «mero cumplimiento» de unos ritos y prácticas religiosas: es necesario vivir la voluntad de Dios, desde lo más profundo de nuestro corazón y exteriorizarla en nuestra vida, actuando siempre cara a Dios.

Mateo nos invita también a mirar con gratitud al Pueblo de la Primera Alianza, en el que encontramos nuestras raíces, el inicio de nuestra salvación, sus promesas y la voluntad de Dios expresada en la Ley y los Profetas, con el anhelo de formar algún día un solo pueblo.

Autor: Gabriel Leal, sacerdote y profesor de Nuevo Testam

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