«La Fiesta de la Sagrada Familia es un momento para que nos reunamos con todas las familias de nuestras parrouias para renovar el sacramento del matrimonio, para darle gracias a Dios por la vocación matrimonial y para rezar juntos por las familias, especialmente las que más sufren», afirmaban los delegados de Pastoral Familiar, Rosa Bejarano y Ramón Acosta, en la carta que enviaron a todas las parroquias para convocar a la celebración en la Catedral. 

En dicho documento explicaban que «coincide también esta fiesta con la apertura del Año Jubilar, en nuestra diócesis, al que estamos toda la Iglesia convocada a vivir, peregrinando en esperanza. Estamos todos invitados a celebrar juntos como familia que es fuente de esperanza. ¡Feliz Navidad!».

En su homilía, D. Jesús Catalá definió la familia como «la comunidad que une persona y sociedad. En la familia nace el amor verdadero, experimentamos el amor incondicional, reflejo del amor de Cristo. La familia de Nazaret es fuente de esperanza para todos» y se dirigió a un primer repleto de familias (matrimonios, hijos, abuelos...) animándoles a seguir renovando su vocación pues «sois testigos del amor eterno, es posible vivir unidos hasta el final de la vida».

Durante la celebración, un grupo de matrimonios, en representación de todos los presentes, se acercó al presbiterio para renovar sus promesas matrimoniales y, al concluir la Eucaristía, en la que participó el coro de la parroquia de San Miguel, en Málaga, con preciosos villancicos, el Sr. Obispo bendijo a todos los niños que habían participado.

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