NoticiaEn los Medios Tempus fugit Publicado: 10/11/2023: 8224 El Alféizar Hace unos meses recibí un mensaje. A primera hora de la mañana. El mensaje decía que el marido de un amigo se había ido. La primera reacción, somnolienta, fue preguntarme dónde habría ido. La segunda, prácticamente instantánea, fue asociar su grave enfermedad a que habría fallecido. Sí. Efectivamente, desgraciadamente, había perdido la vida. Como también la perdió Julio al caerle encima en Madrid un ejemplar de dos toneladas de peso y veinte de alto; un pumila, un ejemplar de olmo siberiano. Julia también se fue. Pero ¿a dónde? ¿Dónde se fue el niño de 4 años al que también en marzo de 2018 le cayó un árbol en el Retiro de Madrid? ¿Dónde se han ido los millares de personas que mueren a diario en la guerra? O los que se entierran a diario en el cementerio de Málaga. Quienes no creen que hay vida eterna tienen difícil respuesta. ¿A la nada? Quienes creemos en otra vida podríamos decir que han cruzado el umbral hacia la vida eterna, encaminados al estado de gloria. No obstante, más allá de lo que cada uno crea, idas o venidas incluidas, teniendo en cuenta que hay quien cree en la segunda venida de Cristo, la llamada Parusía, es bueno reflexionar sobre la muerte. Y sobre su incidencia en el hoy. 'Tempus fugit', el tiempo pasa; siempre dejamos todo para luego y nunca podremos saber cuándo nos va a tocar partir de este mundo, salvo que lo programemos. La vida no sabemos cuándo se nos arrebata; por tanto, no dejemos para mañana lo que podamos vivir hoy: el beso y abrazo no dado, el necesitado perdón, la llamada urgente; el encuentro pospuesto, la conversación pendiente... Es importante ser consciente de que el tiempo pasa: ofrece coger las flores del tiempo, al arrullo de la vida, mientras podemos.