Este tiempo de confinamiento lo estoy viviendo con muchos sentimientos encontrados: miedo, tristeza, compasión por tanta gente que está sufriendo y falleciendo y sus familias, emoción al ver una solidaridad que antes estaba como más en segundo plano y ahora aflora por todas partes, valorando la vida, la salud, las pequeñas cosas cotidianas, con fe en que Dios está con cada persona acompañándola, abrazándola, sosteniéndola... Y una cierta sensación de irrealidad, como si estuviera en una película...

EL TRABAJO

Con respecto al trabajo, desde primera hora hemos coordinado al profesorado para que las asignaturas del Centro Teológico sigan adelante y sufran el menor retraso o impacto posible. Bendita tecnología: aula virtual Moodle, correo electrónico, WhatsApp, internet, blogs, YouTube... Realmente tenemos medios para que la actividad docente no se pare. Ahora lo valoramos más. Con respecto a la familia, todos teletrabajando, mi mujer y yo y los niños también con sus estudios. Convivencia muy intensa, con una gran conciencia de familia y de hogar.

VIDA DE FE

Con respecto a la vida de oración y fe, con intensidad, más si cabe que en la vida cotidiana. La verdad es que las situaciones fuera de lo común nos despiertan y nos hacen más conscientes de la vida. Eso permite orar a partir de la experiencia. En general, intento mantener mi horario habitual de trabajo, oración y descanso. Creo que es lo mejor. Al menos para mí, que soy muy de vida ordenada y hábitos.