Como recoge la información remitida por la empresa organizadora, «las tropas cristianas llegaron a Málaga en mayo de 1487 convencidos de que los ciudadanos de la capital no plantarían resistencia, y sin embargo se enfrentaron a un largo asedio que duró varios meses y que afectó a sitiadores y sitiados con los estragos del calor y el agotamiento propios de nuestro verano, al que se sumaron focos infecciosos que comenzaron a desmoralizar el ánimo de los soldados cristianos. Hasta la reina Isabel la Católica tuvo que venir desde Córdoba para “elevar la moral” de nobles y soldados.

En condiciones normales las ciudades sitiadas solían rendirse tras varios ataques contra su población. En el caso de Málaga, además sumaba un bloqueo marítimo para impedir que llegaran víveres desde África que la dejó totalmente incomunicada y sin posibilidad de recibir ayuda, parecía que la rendición llegaría pronto. Nada más lejos de la realidad ante el férreo dominio de la ciudad de los zegríes que prolongó el asedio hasta lo imposible.

Joaquín Díaz de Escovar recogió a finales del siglo XIX  la tradición victoriana por la cual Fernando el Católico recibió de manos de su futuro consuegro Maximiliano de Austria unos presentes para la guerra y una imagen de una Virgen que colocó en su oratorio personal. Durante esa noche soñó que esta Virgen portaba una palma y recibía el homenaje de un anciano que imploraba el triunfo de las tropas cristianas. Al día siguiente llegaron al campamento unos frailes emisarios de San Francisco de Paula, como se recoge en el relieve principal del Altar Mayor de la Iglesia de la Victoria, que hicieron entrega a los Reyes Católicos una carta del fundador donde pedía autorización para establecer su orden en España y comunicaba al rey que no levantase el cerco de Málaga porque “a los tres días la Providencia había dispuesto la rendición de la ciudad”. Cumpliéndose esta profecía, el rey mandó construir el primer convento de los mínimos en España y se rindió culto a la imagen de la Virgen que pasó a denominarse Virgen de la Victoria.

Esta es parte de la historia que podrán escuchar los participantes en las visitas nocturnas guiadas organizadas por la empresa Cultopía. Las visitas durante el mes de agosto se realizarán el viernes 17 y sábado 18, con tres pases distintos cada día, a las 21:00/22:00/23:00 de alrededor de una hora y cuarto de duración. El recorrido incluye la visita guiada a la Cripta de enterramiento de los Condes de Buenavista, al Camarín de la Virgen de la Victoria, al Museo y al Altar Mayor de la Iglesia para conocer en profundidad los 531 años de historia de este lugar.

El precio es de 8€/persona (menores de 10 años gratuito).

Las entradas para estas visitas nocturnas están ya a la venta en www.cultopia.es y el aforo es limitado, por lo que las plazas suelen agotarse rápidamente. Parte del dinero recaudado irá destinado para el mantenimiento de este monumento.

La información esencial sobre estas visitas puede encontrarse en www.cultopia.es y en el teléfono de contacto 692717612».