NoticiaSalud Cuidados paliativos, reto para la fe Publicado: 19/05/2017: 15095 “Desde hace 32 años la Iglesia española celebra la Pascua del enfermo el VI domingo de Pascua. Coincidiendo con este día las delegaciones de Pastoral de la Salud de Andalucía se han unido para sacar a la luz un documento que explique cómo debe ser la atención médica al final de la vida y aclarar dudas sobre la sedación paliativa. El cuidado de las personas al final de la vida debe plantearse teniendo en cuenta una visión global del ser humano. Las delegaciones episcopales de Pastoral de la Salud de las Diócesis de Andalucía han querido arrojar luz sobre este tema con una serie de preguntas y respuestas cuando celebramos la Pascua del Enfermo. «Los enfermos son los más pobres de la comunidad» Entrevista a Francisco Rosas, delegado de Pastoral de la Salud. ¿Qué celebramos este día? Desde hace 32 años la Iglesia española celebra en el VI Domingo de Pascua, la Pascua del enfermo. Es el momento de celebrar la Resurrección de Jesús, que venció a la muerte y que vive junto a nosotros, especialmente con el que sufre: el enfermo, para llevarle alivio, salud y salvación. Para la Iglesia es tan relevante este día que, anualmente, los obispos de la Comisión Episcopal de Pastoral elaboran un mensaje dirigido a este sector de la comunidad y el Departamento de Pastoral de la Salud propone una Liturgia para su celebración incluyendo la Unción de Enfermos como sacramento de sanación. Es un día especial para las parroquias, ¿no es así? La verdad es que es un día muy bonito, alegre y festivo. Gracias al trabajo de los equipos de Pastoral de la Salud y de las familias, son muchos los enfermos y ancianos que acuden a las parroquias, personas a las que normalmente se les lleva el sacramento de la comunión a sus casas por problemas de movilidad, pero este día se hace un esfuerzo especial para celebrarlo juntos. Son muchos los equipos de Pastoral de la Salud de las parroquias que se vuelcan este día con los enfermos para recordarles que siguen formando parte de la parroquia y que en el momento de su vejez o su enfermedad no los abandona. ¿Qué puede hacer una persona que sienta la vocación de ayudar los enfermos? En las parroquias hay equipos de Pastoral de la Salud, que se reúnen periódicamente, y entre otras funciones, acogen y preparan a las personas que sientan esta llamada. Ya que nuestra misión es hacer visible, en nombre de la parroquia, el amor de Dios a los más necesitados: enfermos, ancianos y los que sufre, es necesario una preparación previa para acompañar espiritualmente a los enfermos y familiares. Y las familias, ¿qué podemos hacer? Los padres y los abuelos tienen un papel muy importante. Deben educar a sus hijos a vivir la salud, la enfermedad y la muerte como parte de la vida y no como algo que hay que evadir y ocultar. Deben de aprender y aceptar, con cariño y delicadeza, el cuidado de los miembros de la familia enfermos y ancianos. Cuando la familia viva la enfermedad de algún miembro, puede comunicarse con los equipos parroquiales de Pastoral de la Salud. CAMPAÑA DE PASTORAL DE LA SALUD CON MOTIVO DE LA PASCUA DEL ENFERMO ¿Cómo tiene que ser el cuidado de una persona al final de su vida? El cuidado a personas al final de la vida debe plantearse teniendo en cuenta una visión global del ser humano, esto es una atención basada en la dimensión físico-biológica, psico-emocional, socio-familiar y espiritualreligiosa. De esta forma tienen la misma importancia el dolor, la disnea, los vómitos, la angustia vital, la tristeza, la falta de adaptación, los problemas económicos, la falta de cobertura familiar o la falta de acompañamiento religioso. Para cada uno de esos síntomas, problemas o molestias que nos cuenta o percibimos en el enfermo, existe una terapia. Ya sea un analgésico para el dolor, oxigeno para la disnea, apoyo psicológico para la tristeza, acompañamiento por parte del capellán para sus inquietudes religiosas... Todas estas dimensiones deben estar adecuadamente tratadas, de ahí que en los equipos de Cuidados Paliativos (que son los que principalmente tratan pacientes al final de la vida) deban estar formados por médicos, enfermeras, auxiliares, psicólogos, trabajadores sociales y capellanes. ¿Qué es la sedación paliativa? En el caso de enfermedad incurable, avanzada e irreversible, con un pronóstico de vida limitado o bien en la situación de agonía puede aparecer un síntoma refractario, que es aquel que se resiste al tratamiento indicado para controlarlo. En este caso, para conseguir el alivio del sufrimiento del enfermo y conseguir que muera en paz se utiliza la sedación paliativa. La definición de sedación paliativa sería, por tanto, la disminución del nivel de conciencia de forma deliberada para que el paciente no perciba el síntoma refractario. Para conseguirlo tenemos diferentes fármacos que deben usarse a las dosis establecidas. La dosis dependerá del síntoma, de la urgencia y se irá reajustando en función del bienestar del paciente. ¿La sedación acorta la vida? Con los conocimientos que tenemos de indicación, fármacos y dosis, tenemos la certeza de que la sedación paliativa no acorta la vida. Más aún, los últimos estudios científicos vienen a decir que ocurre lo contrario, se puede prolongar algo (hablamos de horas o días) ya que el paciente está en una adecuada situación de confortabilidad. ¿La sedación paliativa es eutanasia? Existe una clara y relevante diferencia entre sedación paliativa y eutanasia. La frontera entre ambas se encuentra en la intención, en el procedimiento empleado y en el resultado. En la sedación se busca disminuir el nivel de conciencia, con la dosis mínima necesaria de fármacos, para evitar que el paciente perciba el síntoma refractario. En la eutanasia se busca deliberadamente la muerte anticipada tras la administración de fármacos a dosis letales, para terminar con el sufrimiento del paciente. ¿Quién decide la sedación de un paciente? La sedación es un recurso terapéutico prescrito por el médico con unos criterios de indicación muy concretos. En estas condiciones, la sedación es un derecho del enfermo. Cuando el médico seda al paciente que se encuentra sufriendo en fase terminal y lo hace con criterios clínicos y éticos, una vez obtenido su consentimiento, no está provocando su muerte; está evitando que sufra mientras llega su muerte, lo cual constituye una buena práctica médica. Cuando el paciente no puede dar el consentimiento por su situación clínica, entonces debe darlo la familia. Nunca puede ser una decisión de los profesionales de forma unilateral. Este consentimiento basta con que quede reflejado en la historia clínica.