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Confirmaciones en la parroquia de San Juan de Dios (Málaga)

Publicado: 06/07/2014: 512

Homilía pronunciada por el Obispo de Málaga, D. Jesús Catalá, en las confirmaciones en la parroquia de San Juan de Dios (Málaga) celebradas el 6 de julio de 2014.

CONFIRMACIONES

EN LA PARROQUIA DE SAN JUAN DE DIOS

(Málaga, 6 julio 2014)

 

 

Lecturas: Zac 9, 9-10; Rm 8, 9.11-13; Mt 11, 25-30.

(Domingo Ordinario XIV-A)

1.- Acción conjunta de la Trinidad en la historia de salvación

Hoy es un día especial para esta parroquia de San Juan de Dios que va a ser renovada, a través de la acción del Espíritu Santo, en los que vais a recibir el sacramento de la confirmación.

El Señor Dios, como sabéis y habéis aprendido desde la infancia en la catequesis, es un Dios Trino. Nuestro Dios es un Dios Trino. Nosotros creemos en un Dios Trinitario, un único Dios que son tres Personas, que viven la comunión de la unión y del amor, y que por eso son un sólo Dios.

De cara a la humanidad, a través de la revelación de Jesús, hemos conocido cómo actúa y cómo es la Trinidad. Jesucristo se ha presentado como Hijo y nos ha presentado al Padre. Jesucristo nos ha prometido el Espíritu, nos ha hablado de Él y nos lo ha enviado. Cristo nos ha hablado de su Padre Dios y del Espíritu.

A partir de la ascensión de Jesucristo, cuando Él sube a los cielos, la acción sobre los fieles y sobre la Iglesia la dirige el Espíritu. La Iglesia la dirige el Espíritu Santo.

Estas tres Personas no actúan independientemente o autónomamente, sino que actúan conjuntamente, actúan en sinergia. Siempre actúan las tres Personas. En el Credo –después haréis la profesión de fe y renovación de las promesas bautismales– profesaréis que Dios Padre es Creador. Pero, ¿crea Él sólo? ¿Qué acción tiene en la Creación el Hijo y el Espíritu Santo? (Respuesta de los confirmandos: crear). Dios crea a través del Hijo y en el Espíritu, los tres.

Cuando recemos y profesemos la parte del Credo que habla sobre el Hijo, ¿qué diremos? ¿Qué hace? ¿Cuál es su obra? Decidme otro nombre con el que nos dirigimos a Jesucristo. (Respuesta de los confirmandos: Salvador). La acción específica del Hijo es que nos trae la salvación. Y, ¿cómo la realiza? (Respuesta de los confirmandos: muriendo en la cruz). Dando la vida por nosotros en la cruz y resucitando. Esa es la labor específica de Jesús, pero la hace con el Padre, pues obedece al Padre para hacer esto; con la presencia y plenitud del Espíritu.

Y, ¿qué hace el Espíritu Santo? ¿Cómo define el Credo al Espíritu Santo? (Respuesta de los confirmandos: Señor y dador de vida). Es Él el que nos da la vida. Pero, ¿cómo la da? Da la vida de Dios Padre y del Hijo, conjuntamente.

2.- Inhabitados por el Espíritu

San Pablo nos ha dicho en la carta a los Romanos cómo actúa el Espíritu Santo en nosotros, qué hace en cada uno de nosotros y qué es lo que va a realizar hoy en los confirmandos.

Una triple pregunta. Nosotros los cristianos, todos los hombres, pero de un modo especial los cristianos, respecto de Dios Padre, ¿qué somos? (Respuesta de los confirmandos: hijos). Respecto a Jesucristo, el Hijo de Dios, ¿qué somos? (Respuesta de los confirmandos: hermanos). Muy bien. Ahora la tercera pregunta, más complicada: respecto al Espíritu Santo, ¿qué somos? Vais a recibid el Espíritu Santo, respecto a Él, ¿qué somos? Recordamos el texto de San Pablo que hemos escuchado: «si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; entonces, vivís según el Espíritu de Cristo no sólo de la carne» (cf. Rm 8, 9). ¿Qué sois respecto al Espíritu? (Respuesta de un confirmando: templo). Somos templos del Espíritu, tabernáculos, el hábitat, la casa, la morada.

¿Qué fue María, la Virgen? Fue Madre del Hijo, pero ¿qué fue del Espíritu Santo? El Arca de la Alianza, el seno que recogió el fruto del Espíritu, la morada de Dios, el templo.

¿Qué se nos pide a nosotros? Que seamos templos del Espíritu. Y para que se pueda llenar el templo; es decir, nuestra alma, ¿qué hace falta?

Una pregunta de “perogrullo”: para poder llenar un recipiente, ¿qué hace falta? (Respuesta de los confirmandos: que esté vacío). Y, para llenar nuestra alma del Espíritu, ¿qué hace falta? Que esté vacía de nuestros egoísmos, de nuestros pecados, de nuestras cosas que no funcionan. Si está llena de orgullo no necesitamos a Dios. El orgulloso no necesita de Dios. Hemos de vaciarnos de nosotros mismos; nuestro recipiente tiene que quedar limpio y vacío para que entre el Espíritu.

¿Vosotros queréis ser confirmados hoy? Pues para ello tenéis que vaciaros y tenéis que quitar lastres, sino no puede entrar el Espíritu. Pensad qué cosas tenéis que quitar de vuestra vida para que el Espíritu os fecunde y os llene. El pecado es incompatible con la presencia del Espíritu. O se está lleno de orgullo y de egoísmo, o se está lleno de humildad, y entonces Dios entra dentro de ti.

Ya sois templos del Espíritu a través del bautismo y hoy lo vais a ser, de un modo especial, con la confirmación; pero vaciaros por dentro para llenaros del Espíritu.

3.- Vivir según el Espíritu

Por tanto, somos templos del Espíritu y si éste habita en nosotros vivimos según el Espíritu. Obras del Espíritu. Y, si no vivimos según el Espíritu y no nos vaciamos ¿cómo vivimos?, ¿según qué? Hay una contraposición: o vivís según el Espíritu, o vivís según... (Respuesta de los confirmandos: la carne).

El término carne no significa nuestra carne física, tiene un sentido espiritual, moral. ¿Qué significa vivir según la carne? Pues vivir según tus caprichos, tus deseos, prescindiendo de Dios. Es vivir dando rienda suelta a lo que a ti te apetece; vivir situándonos en el lugar de Dios; vivir obviando los mandamientos.

¿Qué significa vivir según el Espíritu? Dejarse llevar por lo que el Espíritu inspira: deseos de paz, de perdón, de misericordia, de amor al otro y a uno mismo, de caridad, de esperanza, de fe...

¿Cuánta gente de nuestra sociedad y que conocéis vive según la carne? (Respuesta de los confirmandos: mucha). Pero vosotros, ¿qué queréis: vivir según la carne o según el Espíritu? Hay gente que cree que es más feliz viviendo según sus deseos y caprichos, y resulta que después no es más feliz, queda vacío por dentro, no le llena lo que hace; entonces, lo repite y lo repite hasta la saciedad. Uno creyendo que es feliz bebiendo no para de beber, no puede dejar de beber porque cuando lo deja está con ansia, pero cuando bebe está peor. Es un ejemplo. Y quien dice eso dice cualquier otro deseo que lo repetimos hasta la saciedad porque pensamos que ahí encontraremos la felicidad, pero ahí no la encontramos.

¿Quién es más feliz: el que vive según sus caprichos y después está vacío o el que sigue las indicaciones del Señor y después está más satisfecho? ¿Quién es más feliz: el que es capaz de renunciar a una cosa que le apetece de modo inmediato o quien tiene la capacidad de retener su deseo por un bien mayor posterior? Hay quien busca la inmediatez en todo: “lo quiero y ahora”. Y una vez lo tiene vuelve a necesitar eso mismo u otra cosa de modo inmediato.

Pensad la diferencia en vivir según la carne y según el Espíritu. Los que somos hijos de Dios podemos vivir según el Espíritu, no según la carne. Los que vais a ser confirmados se os va a dar la fuerza para vivir según el Espíritu, no según la carne: «pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis» (Rm 8, 13).

4.- Revelación de las cosas de Dios a los humildes

El Señor en el Evangelio nos ha dicho: «te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños» (Mt 11, 25).

Vosotros, ¿quiénes sois: los sabios, entendidos y orgullosos?; ¿o los pequeños y humildes? ¿En qué grupo os clasificáis? ¿Dónde queréis clasificaros: ¿entre los orgullosos y sabiondos que quieren sustituir a Dios y ponerse en su lugar, o entre los humilles y sencillos que aceptan que Dios sea su Dios y Señor? (Respuesta de los confirmandos: entre los humildes y sencillos). Otra cosa es dónde estamos. Os he preguntado dónde queréis estar, porque una cosa es dónde estamos y otra dónde queremos estar, debido a nuestra propia debilidad y a nuestro pecado.

El Señor nos dice que Dios se ha querido revelar a los sencillos, a los que están abiertos a Él, a los que tienen un corazón como el niño que acoge todo lo que le viene de sus padres. El orgulloso, en cambio, se pone en el lugar de Dios, lo desplaza y quita a Dios de su lugar. Se endiosa para ser dueño y señor de su vida, de la vida de los demás, de la conciencia de los otros, de la voluntad propia y ajena... dueño de todo.

Hay mucha gente que se encuentra en esta situación que quiere dominar y ser dueño de lo suyo y de los demás.

La actitud del fiel cristiano es humildad y sencillez, dejando que el que lleve las riendas de la vida no sea uno mismo, sino el Señor; el que te acompañe y te dirija que sea Él. Nos anima a vivir según la voluntad de Dios, como Cristo buscó siempre la voluntad del Padre. Jesucristo no hizo lo que quiso, siempre estuvo buscando la voluntad de Dios le gustara o le gustara.

5.- Peticiones

Y esos somos nosotros, si vivimos con sencillez buscando la voluntad del Padre viviremos con mayor felicidad que si queremos hacer nuestra voluntad.

Vamos a pedirle al Señor que nos ilumine, que nos cambie por dentro, que trasforme nuestra forma de pensar, porque sin querer pensamos como los que no creen; y los que no creen viven de una manera muy distinta, según la carne no según el Espíritu.

Le pedimos al Señor por todos vosotros que vais a recibir el don del Espíritu, que seáis templos hermosos y limpios del Espíritu, y que vuestra vida sea en consonancia con la vida del Espíritu y no según la carne.

Le pedimos todo esto a la Virgen María que lo vivió, y también a vuestro titular, San Juan de Dios, que hizo poco caso de las acusaciones y reprimendas que recibía, de los insultos de la gente de su tiempo; y buscó siempre el bien de los más necesitados, del enfermo, del pobre, del que era vituperado por los otros hombres. Que así sea.

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