NoticiaEntrevistas Araceli Santiago: «Soy una afortunada que lucha por los desafortunados» Araceli, en la sede de Manos Unidas · Autor: S. FENOSA Publicado: 18/05/2015: 13309 Vallisoletana criada en Málaga, casada, madre de dos hijos, licenciada en Geografía e Historia, trabaja en un despacho de abogados y es feligresa de la Catedral, a la que considera su “parroquia”. Acaba de ser nombrada delegada de Manos Unidas en Málaga para los próximos tres años. ¿Cómo está viviendo estos primeros días al frente de Manos Unidas? Con mucha alegría y con mucho entusiasmo. Me están recibiendo en todas partes con los brazos abiertos y eso me anima a trabajar más y mejor. Pero el voluntariado no es algo nuevo para usted, ¿no es así? Hasta que mis hijos entraron en la Universidad colaboraba en sus colegios (Teresianas y Esclavas). Aparte, siempre he tenido grupos de personas a las que ayudar. Ahora, tengo dos señoras marroquiés a las que ayudo con el idioma. En Manos Unidas llevo dos años llevando la coordinación de socios. En la sede de la ONGD en calle Strachan hay un equipo formidable. Un equipo muy competente, me siento muy arropada. Todo lo realizado hasta ahora es estupendo y difícil de superar. ¿Cuál es el perfil del voluntario de Manos Unidas? Ahora hay de todo. Durante una época han sido personas jubiladas pero ahora está entrando gente más joven que quiere llenar su vida, como me ha pasado a mí. A pesar de tener tu trabajo, tus hijos, llega un momento de tu vida en el que necesitas algo más. Necesitas dejar de pensar solamente en ti y empezar a pensar en otra cosa. Algo te va pidiendo el corazón. Aunque Manos Unidas ha sido desde sus orígenes una organización eminentemente femenina, también son cada vez más los hombres que colaboran. ¿Dónde vive su fe? Soy feligresa de la Catedral. Es mi parroquia. La tengo tan cerca de casa y es tan bonita... Voy continuamente. Los obispos españoles nos han pedido en su último documento que la crisis interna no nos haga olvidar a los países más pobres... Es verdad que tendemos a ayudar al que tenemos al lado. Pero los países del sur nos necesitan y con pequeñas cantidades, ¡hacemos tanto! La falta de soluciones en estos países está convirtiendo el Mediterráneo en un cementerio. Es una tragedia que se nos ha escapado de las manos a todos. A los ciudadanos y a las instituciones. Nos acordamos de los que se quedan en el mar, pero cuántos se quedan en el desierto, en manos de las mafias... Manos Unidas lleva medio siglo luchando contra el hambre y no da la batalla por perdida. ¿Qué les mueve? Yo lo resumo en una palabra: ilusión. Con esa ilusión con que trabajamos todas y todos sigue funcionando Manos Unidas y seguirá mucho tiempo. ¿Y a usted? ¿Quién le da la fuerza? A mí me la da Jesús. él es quien me inspira a estar siempre con ánimo, alegre, a pensar que soy una afortunada de la vida y por eso hay que luchar en favor de los desafortunados. A mí me inspira una frase de Teresa de Calcuta que decía: «da siempre lo mejor de ti y lo mejor vendrá».