Noticia En la fiesta de la Ascensión Publicado: 15/05/2015: 16336 Celebramos este domingo el misterio de la Ascensión de Cristo. Un día particularmente bello, del que podemos aprender mucho si nos acercamos a la Sagrada Escritura y a la liturgia. Y máxime si profundizamos en la expresión “fue elevado”. Expresión que se comprende en la lectura atenta de toda la Biblia. El uso del verbo “elevar” tiene su origen en el Antiguo Testamento. Se refiere a la toma de posesión de la realeza. Por tanto, la Ascensión de Cristo significa, en primer lugar, la toma de posesión del Hijo del Hombre crucificado y resucitado de la realeza de Dios sobre el mundo. Pero hay una realidad más profunda que no se percibe en un primer momento. En Cristo elevado al cielo, el ser humano ha entrado de modo inaudito y nuevo en la intimidad de Dios. Por eso podemos afirmar que la mujer y el hombre encontrarán para siempre espacio en Dios. El estar el hombre en Dios es el cielo. Precisamente por eso, nosotros podemos acariciar el cielo en esta tierra en la medida en que entramos en unión con Cristo. En este sentido, la solemnidad de la Ascensión nos invita a una unión íntima con el Señor Resucitado invisiblemente presente en la vida de cada uno de nosotros.