Juan Carlos tiene hasta el graduado escolar y Rocío no llegó a terminar la ESO por motivos familiares que se lo impidieron.

Para Juan Carlos, su situación económica «es de personas pobres, con lo justo para pagar la luz, el agua y un plato de comida para cumplir un mes. Pero luego llega el otro». Además, la madre de Rocío vive con ellos, es una persona mayor, enferma y está en diálisis. Todos estos problemas serían aún mayores si no tuvieran el apoyo del colegio San Patricio.

Según cuenta Rocío, «la niña hablaba “chino”. ¡Si no llega a ser porque en el colegio detectaron su problema a tiempo y me remitieron al logopeda, a saber cómo estaría mi niña! Hemos pasado con la niña “tela”». Ahora, gracias al Colegio San Patricio, su hija habla, puede llevar una conversación y escribe.

Ellos afirman que no tienen ninguna queja del colegio. Han recibido la ayuda y el apoyo necesario para sacar la familia adelante. Si han tenido algún problema, el colegio y todas las personas que están dentro de él han colaborado y se han volcado con esta familia para salir adelante. «El colegio para mí, es el número uno», afirma rotunda.

Rocío también estudió en San Patricio. De pequeña le encantaba, tiene muy buenos recuerdos. A día de hoy, sigue siendo «un gran colegio y una gran familia» para ella. Su hija ha avanzado muchísimo desde que está aquí. «Los profesores, orientadores, conserjes… Todos ellos han sido muy buenos conmigo».

En pocas palabras, a esta familia le gusta San Patricio porque «me ha gustado desde pequeña, se volcaron con el problema de mi hija desde el primer momento y ella está aprendiendo muchísimo».