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“No me rechaces ahora en la vejez, no me abandones"

Publicado: 05/05/2023: 8157

Pascua del Enfermo

Este domingo, 14 de mayo, se celebra la Pascua del Enfermo. Con ella se pone fin a la campaña que comenzó la festividad de Nuestra Señora de Lourdes, el 11 de febrero, Jornada Mundial del Enfermo, cuyo lema este año fue: “No me rechaces ahora en la vejez, no me abandones (Sal 71,9). Déjate cautivar por su rostro desgastado” y que se ha centrado en el cuidado de los mayores. Son numerosas las personas que este domingo acuden a sus parroquias a recibir la unción de enfermos y celebrar la Eucaristía junto a su comunidad.

Así se expresaba Ignacio Bermúdez, delegado de Pastoral de la Salud, en Cope Málaga:

El delegado de Pastoral de la Salud, Ignacio Bermúdez, explica que «este día de la Pascua del enfermo es un momento privilegiado para recibir el Sacramento de la unción y animamos a las parroquias a celebrar alguna catequesis o mínima formación previa a los que van a recibirlo para entenderlo como un Sacramento para la vida, para que Dios nos asista en los momentos de vulnerabilidad y fragilidad y sintamos su presencia salvadora y esperanzadora en nuestras vidas, incluso cuando la enfermedad, el sufrimiento y la limitación se hacen presentes».

Por su parte, los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Acción Caritativa y Social han hecho público un mensaje para esta jornada:

La cultura del descarte viene afectando a todo aquel que no es rentable ni favorece el bienestar, y particularmente a las personas mayores. Así lo reconoce el Santo Padre, el Papa Francisco, en la carta encíclica “Fratelli tutti”: “sucedió con las personas mayores en algunos lugares del mundo a causa del coronavirus. No tenían que morir así. Pero en realidad algo semejante ya había ocurrido a causa de olas de calor y en otras circunstancias: han sido cruelmente descartados”. Tenemos que aprender de esta lección la importancia del cuidado y de la compasión de los mayores para no repetir ese descarte. Es particularmente necesario y urgente no abandonar a quienes añaden a la enfermedad el peso de los años. Por ello, en la Campaña del Enfermo de este año 2023, hemos querido poner el acento en la importancia del cuidado de los mayores y nos proponemos de nuevo “dejarnos cautivar por su rostro desgastado” para tener sobre ellos una mirada “según el estilo de Dios, que es cercanía, compasión y ternura”.

El documento de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, “La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones”, nos será de gran ayuda para fomentar esa “mirada”, que nos permite descubrir el valor de la vejez y promover una actitud de estima hacia los mayores;nos hará más sensibles ante los particulares retos que se les presentan: la soledad no deseada ni buscada, la merma de sus facultades, la dependencia respecto de los demás, etc; nos ayudará a descubrir que no sólo son objeto de la actividad pastoral, sino, también, miembros activos, imprescindibles, en la tarea de evangelización, que pueden tener un papel educativo esencial en la transmisión de la fe, en la memoria de las raíces, en el testimonio de la oración; nos servirá para cuidar la espiritualidad de los ancianos, su necesidad de intimidad con Cristo y de compartir su fe, como una tarea de caridad en la Iglesia;y, en fin, nos enseñará a acompañarlos y dejarnos acompañar por ellos.

Es mucho lo que está en juego. “La vida es un don, en todo momento, y mientras sigamos sin dar valor ala vejez tampoco sabremos dar valor ni siquiera a la vida naciente y a los niños,a los enfermos y a cualquiera que manifieste una forma de ser diferente de eseideal ficticio de perfección hedonista y narcisista del que están empapados laposmodernidad y el mercado.

Es hora de actuar, para que los que avanzan enaños puedan envejecer con dignidad, sin temor de ser rechazados y de nocontar para nadie. Por esta razón, debemos cambiar el activismo de algunoscontextos eclesiales en una actitud de mayor escucha, cuidado y discernimientode las necesidades de aquellos que van más despacio porque sus fuerzas sedebilitan, pero que pueden ser una parte viva y activa de la sociedad”.

Conviene más que nunca realizar una reflexión cuidadosa, clarividente y honesta sobre cómo la sociedad contemporánea debería “acercarse” a la población de edad avanzada. En ese sentido, las diócesis, las parroquias y todas las comunidades eclesiales están invitadas a realizar una reflexión honesta que nos permita una nueva visión, un nuevo paradigma, para cuidar mejor a nuestros mayores.Más que estrategias, se necesitan relaciones humanas de las que surjan redes de colaboración y solidaridad entre diócesis, parroquias, comunidades laicas, asociaciones y familias. Necesitamos redes sólidas con raíces fuertes, no iniciativas fragmentadas y frágiles. Tengamos en cuenta que los proyectos más grandes surgen a veces de las semillas más pequeñas, como del grano de mostaza, siendo germen de una nueva humanidad.

Encomendamos a la intercesión de María a los mayores, a sus familiares y a cuantos los acompañan.Al mismo tiempo, le pedimos a nuestra Madre que nos ayude a no rechazarlos ni abandonarlos en la vejez, justamente cuando más nos necesitan.

Puede descargar «La ancianidad: riqueza de frutos y bendiciones» pinchando aquí

Beatriz Lafuente

Licenciada en Periodismo e Historia. Casada desde 2011, es madre de un hijo.

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