DiócesisHomilías 50 aniversario de la construcción del templo parroquial de Santa Teresa de Jesús (La Cala de Mijas) Foto histórica de la parroquia de Santa Teresa de Jesús en La Cala de Mijas Publicado: 15/10/2021: 1155 Homilía de Mons. Jesús Catalá durante la Eucaristía con motivo del 50 aniversario de la construcción del templo parroquial de Santa Teresa de Jesús celebrada el 15 de octubre de 2021. 50 ANIVERSARIO DE LA CONSTRUCCIÓN DEL TEMPLO PARROQUIAL DE SANTA TERESA DE JESÚS (La Cala de Mijas-Málaga, 15 octubre 2021) Lecturas: Eclo 15, 1-6; Sal 88, 2-3.6-9.16-19; Mt 11, 25-30. 1.- Con motivo del 50 Aniversario de la construcción del templo parroquial de Santa Teresa de Jesús en La Cala de Mijas venimos hoy a dar gracias al Señor. El Salmo nos ha invitado a cantar las grandezas de Dios: «Cantaré eternamente las misericordias del Señor» (Sal 88, 2); porque su misericordia es eterna y fiel (cf. Sal 88, 3). Quienes tienen la experiencia de ser amados por Dios son felices; quienes han sido hechos hijos de Dios por el bautismo son felices; quienes han degustado la sabiduría de Dios la prefieren a los tronos, a las riquezas (cf. Sb 7, 8) y a los poderes de este mundo; quienes son iluminados por la luz de Jesucristo viven con la alegría pascual de la resurrección; quienes abren su corazón al amor de Dios, gozan de su paz que el mundo no puede dar. Estas actitudes ofrecen la felicidad, si se cumple la condición de que la persona tiene realmente un encuentro con Jesucristo y acoge el don del amor y del perdón de Dios. Pero puede haber bautizados que no aceptan la gracia bautismal. Todo el mundo busca la felicidad; aunque algunos la buscan de manera equivocada, mientras otros aciertan donde encontrarla. 2.- Podemos comparar la búsqueda de la felicidad con la sed. Todos necesitamos beber agua. Cuando se bebe de un manantial limpio, hace mucho bien; pero si se bebe agua estancada y en malas condiciones, te puede sentar mal. Muchos contemporáneos y paisanos nuestros no encuentran lo que buscan, porque buscan donde no está. En cambio, los cristianos podemos ser los testigos de haber encontrado la felicidad, porque sabemos dónde está: en el encuentro personal con Jesucristo resucitado. Gracias a la presencia de esta parroquia muchas personas han podido conocer a Dios y gozar de su amor, experimentar su misericordia y su perdón, vivir la alegría y la paz. La creación de la parroquia es anterior a la construcción del templo. Como sabéis, antes de la construcción del templo se celebraba en unos locales. La presencia sanante en la parroquia del manantial de agua viva, que es Cristo, ha sido benefactora para La Cala de Mijas y ha fertilizado estos campos. Hoy damos gracias al Señor por los buenos frutos de la parroquia, que, como un río de aguas abundantes y fecundas, ha fertilizado estos campos, como el manantial que sale del templo según el profeta Ezequiel (cf. Ez 47, 1-9), cuya lectura os recomiendo. 3.- Deseo agradecer la labor pastoral de todos los párrocos y de modo especial de los últimos sacerdotes que han regentado esta parroquia, haciendo de “Jardineros del Señor” para regar, podar y cuidar este hermoso jardín. Agradecemos la labor de D. Francisco Martín, D. Ramón Tejero, D. Federico Cortés y el actual párroco D. Juan Baena. ¡Muchas gracias, queridos sacerdotes, por vuestra labor incansable y generosa para cultivar la parcela de la Iglesia que el Señor os ha encomendado! También agradecemos a todos los fieles que en estos largos años han vivido y celebrado su fe, dando testimonio y participando en la misión evangelizadora de la Iglesia. Por los que ya partieron a la casa del Padre pedimos que vivan en el reino eterno; y por los que siguen en este mundo, que el Señor les bendiga y les conceda su amor. 4.- Dios sobresale infinitamente por encima de todo principado y potestad, como dice el Salmo: «¿Quién sobre las nubes se compara a Dios? ¿Quién como el Señor entre los seres divinos?» (Sal 88, 7). Sin embargo, hay en nuestra sociedad una falta de interés por la vida transcendente; parece que Dios queda fuera de los deseos, proyectos y ambiciones de mucha gente. El ser humano va en busca del poder, del dinero, de las riquezas; pero, aunque las alcance, no le proporciona la felicidad deseada; porque el anhelo de felicidad va más allá de la vida terrena. Estamos llamados a vivir más allá de la muerte temporal, porque Dios ha puesto en el corazón humano la sed de la transcendencia y del infinito. Nada en este mundo puede saciar el hambre y la sed de eternidad que hay en el hombre (cf. Sb 7, 9). Nos lo dice de muchas maneras santa Teresa de Jesús en sus escritos. Supongo que sois asiduos lectores de esta gran santa. ¡Queridos fieles, sed testigos de esta esperanza de vida eterna y de deseo de eternidad! Ayudad a vuestros paisanos y coetáneos a levantar la mirada hacia el cielo, para no quedarse solo con lo temporal; a descubrir a Dios como “Alguien” que nos ofrece su Amor, su Vida y la felicidad plena; es el único que puede saciar nuestro corazón. 5.- Además de cantar las misericordias del Señor, se nos pide anunciar su fidelidad por siempre (cf. Sal 88, 2) y caminar a su luz (cf. Sal 88, 16). Esta celebración nos pide ser mejores testigos de la fe. Los que temen al Señor y observan la ley alcanzan la sabiduría (cf. Eclo 15, 1). Ésta sale a su encuentro (cf. Eclo 15, 2) y pueden beber de sus fecundas aguas y comer de su sabroso pan (cf. Eclo 15, 3), hasta recibir la herencia eterna (cf. Eclo 15, 6). Queridos hermanos, el Señor nos apremia hoy a dar a conocer esta sabiduría que enriquece; esta luz que ilumina la mente y el corazón humano; este pan que alimenta hasta la vida eterna; y esta agua que limpia y fecunda. En el diálogo con la samaritana Jesús le pide de beber y ella se sorprende; entonces Jesús le contesta: «Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice “dame de beber”, le pedirías tú, y él te daría agua viva» (Jn 4, 10). A mucha gente le sucede algo parecido: desconociendo el don de Dios, no lo valoran y lo rechazan; critican a la Iglesia y a los católicos como proscritos y pasados de moda. Nosotros tendríamos que decirles: “Si conocieras el don que Dios te ofrece, lo dejarías todo por acogerlo”. Suelo decir a menudo que, si la gente conociera de verdad lo que es la Iglesia, entraría a tropel en nuestros templos; pero tal vez no sabemos presentar adecuadamente este don tan hermoso. Ahí tenemos los cristianos mucha responsabilidad. 6.- El Señor Jesús rezaba: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños» (Mt 11, 25). Los orgullosos que están llenos de sí mismos no pueden aceptar este mensaje. Hagamos nuestra esta oración de acción de gracias y comprometámonos a proclamar las maravillas del Señor a todas las gentes. Pedimos que la parroquia de Santa Teresa de Jesús en la Cala de Mijas sea un faro que refleje la luz divina, un signo de la presencia de Dios entre los hombres. Ofrezcamos el alivio que Jesús promete a quien se acerque a Él: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11, 28). ¡Cuántas personas están deseando encontrar alivio en sus penas y sufrimientos! Aprendamos a ser humildes de corazón para encontrar descanso en Jesús (cf. Mt 11, 29). Presentemos la vida de fe como algo alegre y feliz, en vez de un yugo pesado (cf. Mt 11, 30). Ser cristiano no es una carga pesada. 7.- Santa Teresa de Jesús vivió la experiencia transformante del amor de Dios y nos lo narró en sus escritos. Jesucristo fue el centro de su vida, el amor de sus amores, el Dueño de su corazón. Santa Teresa experimentó la gozosa presencia de Dios en su vida, a través de la oración de unión, despreciando cada vez más lo temporal y gozando con ternura lo espiritual (cf. Libro de la Vida, cap. 19, 1). A ella encomendamos nuestra misión evangelizadora y nuestro testimonio de fe. Pedimos la intercesión de la Virgen María para saber gozar de las misericordias del Señor, tener la audacia de proclamar su grandeza y dar buenos frutos de santidad. Amén. 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