NoticiaBlanco sobre Negro Atanasio Martínez:«Me entregué del todo» D. Atanasio en el Buen Samaritano // S. FENOSA Publicado: 10/06/2019: 26973 Última entrevista concedida a DiócesisMálaga por el sacerdote diocesano D. Atanasio Martínez Botía. ¿Quién es Jesucristo para ti? Mi todo; te lo digo en serio. Al decirte mi todo es porque es verdad. Recuerdo al Padre en el cielo; recuerdo a Jesucristo con su cuerpo, su sangre, su alma, su divinidad; recuerdo al Espíritu Santo. Estoy en las manos del Señor. ¿Qué le dirías a quien se esté planteando si Dios lo llama para ser cura? Que adelante. Yo, cuando veo un joven un poco piadoso le digo: “oye, a ti te puede interesar ser sacerdote”. Lo animaría a ir al Seminario para que empiece una vida nueva. Y a quienes ya están en el Seminario ¿Qué les dirías? Les preguntaría: ¿Cómo aprovecháis el Seminario? Porque lo principal es que aprendáis en el Seminario precisamente lo que tenéis que vivir después, una vez que os ordenáis. ¿Qué recuerdas del Seminario? Yo fui muy feliz en el Seminario. Estudié en Toledo, cuando estaba allí coincidí con quien luego fue mi obispo, Don Antonio Dorado Soto. Tenía dos años menos que yo y para mí era un hombre extraordinario. ¿Has sido feliz siendo cura? Mucho. He vivido de verdad con mucha alegría siendo sacerdote del Señor. En los sacramentos, en la vida de predicación… ¿Cuál es tu gran aportación a la Diócesis de Málaga? Aunque tengo todos los defectos que tú quieras, me he volcado en favor de todos. He luchado. Me entregué por completo. ¿El mayor desafió de la Iglesia de Málaga hoy? Esa respuesta ya os toca a vosotros. ¿Lo más difícil de ser cura? Hoy el mundo es muy distinto a cuando yo me ordené. Cuesta trabajo mantener la vida espiritual, esa vida llena de Dios que es la que realmente tiene que vivir el sacerdote. ¿Qué te hace feliz? Entregarme por completo a la vida sacerdotal. En las parroquias en las que he estado ha sido una delicia el poder decir me siento feliz. Me ha hecho feliz el encontrarme con gente que se entrega al Señor, que vive para el Señor, que tienen grupos que se entregan a Dios, que hablan de Él, que celebran juntos la Eucaristía, que rezan ante el sagrario... A mí eso me encanta. ¿Te preocupa cómo vive la gente hoy? Me da pena que la gente haya perdido la fe. Me da pena ver que, siendo el Señor tan grande, haya personas que no lo conozcan. ¿La palabra más bonita del diccionario? Dios. Dios es mi Padre; Jesucristo es mi hermano; el Espíritu Santo está conmigo. Todo eso me llena de verdad. ¿Lo más bonito que le ha regalado ser presbítero? Al hacerte sacerdote estás en las manos del Señor y estás haciendo bien al mundo. Y eso es muy grande. Me encanta. ¿Volverías a ser cura? Ciegamente. Sí, sí, sí. Y con ilusión. Ahora, aunque no tenga nada ninguna responsabilidad pastoral, sigo teniendo la misma ilusión; soy sacerdote del Señor, ida del Señor, entrega del Señor… ¿Cómo llevas la ancianidad? No es que me guste tener dolor; pero los dolores que tengo se los ofrezco al Señor por la Iglesia. ¿Echas de menos la actividad? Me gustaría tener actividad, pero no puedo y me tengo que aguantar. Sin embargo, tengo una fe en el Señor muy grande. ¿Te has sentido acompañado por los seglares? Yo he acogido en la parroquia de La Purísima a todos los grupos y movimientos que me lo pedían. Para hacer el bien a todos y que me ayudaran ellos en esta vida. Y ahora siguen viniendo a visitarme de la parroquia. Me siento muy querido.