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La cristiandad medieval

Publicado: 13/03/2015: 22630

Entendemos por cristiandad al conjunto de pueblos medievales europeos unidos por el vínculo de la fe cristiana y que forman una gran comunidad religiosa y cultural, por encima de los particularismos de las diversas naciones y reinos.

La cristiandad no fue una institución supranacional, pero sí un organismo vivo gobernado por dos supremos poderes, el espiritual en manos del Papa y el temporal detentado por el emperador. Ambos, de mutuo acuerdo, debían dirigir a los pueblos cristianos con el fin de conseguir sus fines espirituales y temporales.

La cristiandad incluye un ámbito geográfico perfectamente definido y que excluye los territorios del oriente europeo (que pronto se separan de Roma) y las tierras del Islam contra el que la cristiandad deberá defenderse.

La cristiandad exige un doble poder: el temporal para defender la civilización cristiana de los ataques del mundo exterior (el Islam) y el espiritual para librarla de los peligros interiores (las herejías). Conviene advertir que la cristiandad no se opuso en modo alguno al poder de los diversos reyes y príncipes en sus respectivos territorios. De hecho los reyes medievales, por muy cristianos que fuesen, nunca se consideraron súbditos del emperador. Nuestros monarcas castellanos Alfonso VI y Alfonso VII se denominaron emperadores y jamás admitieron un poder temporal superior al suyo. Teóricamente ambos poderes, el del Papa y el del emperador, debían entenderse y ayudarse mutuamente. Pero no siempre fue así.

Sin embargo, en los pueblos de la Europa occidental existió un sentido profundo de unidad basado en la confesión de una misma fe (la católica), de una misma cultura (la heredera de la fusión de lo romano y de lo germánico) y de un idioma común (el latín). Tal unidad perdurará durante toda la Alta Edad Media y desaparecerá con el adviento de las monarquías territoriales.

Santiago Correa

Sacerdote Diocesano

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