Cáritas ha querido mostrar que, viviendo con sencillez y apostando por el bien común, se abren caminos de esperanza hacia un nuevo modelo económico y social más justo donde las personas son la prioridad.  Se ha constatado que el modelo político, económico y social imperante en los últimos tiempos ha generado mayor pobreza y desigualdad a pesar de todos los esfuerzos realizados. La comunidad cristiana, como parte integrante de la sociedad, no es ajena a la crisis estructural generada por el fracaso de este sistema que ha beneficiado a unos pocos, pero se ha cebado sobre todo con los más débiles. Todo esto ha desembocado en un aumento de la desesperanza, desilusión y falta de confianza de las personas en las instituciones y organismos. El número 29 de la Constitución Gaudium et spes del Concilio Vaticano II ya lo apuntaba en estos términos: “La igual dignidad de la persona exige que se llegue a una situación social más humana y más justa. Resulta escandaloso el hecho de las excesivas desigualdades económicas y sociales que se dan entre los miembros y los pueblos de una misma familia humana”.

TIEMPO DE ESPERANZA

Frente a este panorama donde han proliferado el individualismo, el anonimato y la indiferencia, Cáritas –como expresión visible de la caridad de la Iglesia– quiere transmitir un mensaje alternativo y esperanzador, e invitar a que personas, grupos y comunidades cristianas construyan espacios reales de vida, fraternidad y justicia, haciendo realidad aquellas palabras de Pedro: “Siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1Pe 3,15).

¿Cuál es esta esperanza? El Papa Benedicto XVI lo aclaró en la encíclica Spe salvi: “Quien no conoce a Dios, aunque tenga múltiples esperanzas, en el fondo está sin la gran esperanza del ser humano, esa esperanza que resiste a pesar de todas las desilusiones y contrariedades, esa esperanza que es el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando hasta el extremo. Quien ha sido tocado por el amor de Dios, empieza a intuir lo que quiere decir la palabra esperanza” (n. 27).

La esperanza cristiana se fundamenta en Dios y en la promesa de “unos cielos nuevos y una tierra nueva donde habite la justicia” (2Pe 3,13).

Por este motivo y a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, Cáritas quiere hacer llegar a toda la sociedad otro modo de vivir más justo y solidario, basado en el mandamiento del amor.