El Estado era incapaz de facilitar el acceso a la educación o a los servicios sociales más básicos, y tuvo que ser la Iglesia la que, como en tantas otras ocasiones, sacara las castañas del fuego al gobierno de turno, poniendo al servicio de toda la sociedad medios y personas preparadas que contribuyeran al desarrollo del pueblo.

También lo vio muy claro el Cardenal Herrera Oria en la década de los 50. Con una población diseminada de 278.000 personas (entre ellos, 225.000 analfabetos y 24.000 niños sin escolarizar), el obispo se volcó en la búsqueda urgente de soluciones y creó, en 1951, el Patronato Diocesano de Educación Primaria de Málaga del que se cumplen ahora 60 años. La institución continuadora de aquel patronato, la actual Fundación Diocesana de Enseñanza Santa Mª de la Victoria, quiere, a lo largo de este curso, celebrar con diversas actividades esta efemérides bajo el lema: "Educando en familia. Identidad y Calidad".

Gracias a Dios, el analfabetismo no es hoy un problema acuciante; pero la presencia de la Iglesia en el mundo de la educación sigue siendo muy necesaria. La mejor muestra de ello es la alta demanda de plazas en sus centros. Y es que muchos padres ("los primeros y principales educadores" según el Vaticano II) encuentran en los centros católicos lo que no se les ofrece en otros. Unos, buscan una identidad católica clara, que les asegure una educación conforme a sus propias convicciones. Otros muchos, aunque no se consideren creyentes, quieren para sus hijos los valores que brotan del Evangelio. Y, por último, que no por ello poco importante, todos los padres buscan una calidad en la enseñanza, que saben que aquí van a encontrar.

Por eso, aunque centenaria, esta obra diocesana no sólo está muy viva, sino que está siendo llamada a otras misiones. Pronto abrirá nuevos centros en Estepona, Marbella y Nerja; y quizá también pronto, se haga cargo de nuevos centros necesitados de Identidad y Calidad.

Artículo de "Redacción" de la revista Diócesis