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El comienzo de curso es una ocasión para replantear nuestra vida

Publicado: 30/08/2011: 1120

Volvemos a la rutina, a los horarios rígidos y a las obligaciones escolares y profesionales. Como todos los años, este punto de inflexión que supone la vuelta al cole nos lleva a todos a hacernos promesas que luego difícilmente cumplimos: dejar de fumar, comenzar a hacer ejercicio diario, apuntarnos a aquel curso de pintura que siempre quisimos hacer...

“El final del verano llegó y tú partirás...” El Dúo Dinámico supo expresar como nadie ese sentimiento de melancolía que produce el mes de septiembre. Atrás quedan los ecos de la inolvidable JMJ, las nuevas amistades, los lugares visitados, las jornadas de playa o de campo en familia...  Lo cierto es que la crisis económica y moral por la que estamos pasando, nos tiene que llevar a todos a reflexionar, desde la fe, sobre nuestro modo de vida; y a replantearnos el curso, en lugar de en clave egocéntrica, en clave de servicio a los demás.

Grandes campañas publicitarias tratarán de llamar nuestra atención en estos días de vuelta a la rutina para invitarnos a consumir, prometiéndonos la felicidad casi absoluta: vistiendo la ropa del nuevo catálogo de otoño, iniciando una nueva colección por fascículos, viendo la nueva temporada de estreno de la serie de moda... Promesas que, al cabo de un par de semanas, demuestran su falsedad, porque la felicidad verdadera no se puede comprar, pues no tiene nada que ver con el "bienestar". Es algo más profundo.

Es un sentimiento que suele fraguarse en el servicio, en el amor al prójimo. En nuestras parroquias y grupos se nos ofrecen miles de oportunidades para llevar a cabo voluntariados que nos aporten esa ilusión que nos puede ayudar a superar la rutina. Dar catequesis a un grupo de chicos o adultos, colaborar en la Cáritas parroquial, ayudar en la liturgia, y visitar a los enfermos pueden ser actividades perfectamente asumibles por muchos de nosotros, y pueden dar un sentido más pleno a nuestra vida, porque "el que pierda la vida por mi causa la encontrará", sigue diciendo Jesús.

La crisis nos ha hecho caer en la cuenta de que el trabajo es un auténtico regalo que se nos ha dado para vivir, y para compartir. Muchos que vivían para trabajar, hoy han perdido su puesto de trabajo o temen por él. Por eso, es hora de priorizar lo verdaderamente importante: la familia, la amistad, la cultura del esfuerzo y la solidaridad... ¿Plantaremos este año otra vez nuestra casa sobre arena en lugar de sobre roca?

 «Los niños necesitan límites»

Ángeles Jiménez Hornos es la directora del colegio Virgen del Carmen-San Patricio, de la Fundación Diocesana de Enseñanza Santa Mª de la Victoria, un centro en el que estudian más de 1.000 alumnos desde infantil hasta secundaria. Para esta vuelta al cole, hemos querido consultar a una experimentada pedagoga como ella con el objeto de que nos ofrezca algunas pautas. 

Según la directora, «es importante tener en cuenta el siguiente aspecto: los límites. Hay que volver a establecer límites: un niño sin límites, además de tirano y agresivo, será desgraciado. Es cierto que durante el verano los hemos dejado “a su aire”, pero ahora es el momento de volver a recuperar las horas de sueño, (de 8 a 10 horas), para estar a punto en su tarea escolar; de respetar los horarios de comidas; de volver a las rutinas (ducharse,  vestirse, desayunar, cepillar los dientes, ordenar su habitación, preparar su mochila…); de ver poca televisión; y de navegar lo justo, casi nada, por internet.

Nuestros hijos desean obedecer, y a muchos les sorprenderá esta afirmación porque tenemos cierta tendencia al dramatismo, y cuando un niño no se lava las manos o no recoge los juguetes en seguida, decimos: “nunca hace caso”. Pero si hacemos un repaso de todas las órdenes que le hemos dado a lo largo de una jornada, veremos que obedecen en un elevado tanto por ciento. Así es que nos toca tener mucha paciencia y saber esperar a que poco a poco vayan retomando las rutinas, los límites que han metido en un saco durante el verano. Hemos de estar a la altura de su confianza y recordar que se conseguirán más logros si los adultos, en vez de ser perseguidores de nuestros hijos, despertamos su sentido de utilidad. Es una forma de poner la responsabilidad en sus manos, requisito indispensable para que exista cierto grado de compromiso por su parte».

«Y es que, concluye, las responsabilidades son necesarias para el bienestar de nuestros hijos, pues les permiten sentirse autónomos y valorar el esfuerzo. Es el momento de recuperarlas».

¿Cómo conseguir que retomen sus rutinas?

Ángeles Jiménez Hornos, nos propone las siguientes claves:

1. Saber pedírselo: Para que nos dé resultado, tenemos que pedirlo de la manera más específica y clara posible.

2. Ser comprensivos: Cuando un niño se siente comprendido y sabe que se tiene en cuenta su opinión, es mucho más fácil que muestre su colaboración para realizar la tarea que le pedimos.

3. Describir y dar información: Debemos dar la orden o información de manera clara y concisa, evitando el enfado. Es más efectivo un mensaje corto que una larga parrafada.

4. Hablar en primera persona: Conviene hablar en primera persona, en lugar de usar el tú. Por ejemplo, “me gustaría que ordenases tu habitación”, en lugar de “siempre tienes la habitación desordenada, eres un desastre...”.

5. Pedir sin imponer: No olvidar los elogios cuando se cumplan nuestras peticiones. 

Autor: diocesismalaga.es

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