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Educación ante la crisis

Publicado: 21/05/2011: 940

El recién dimitido Presidente del FMI (Fondo Monetario Internacional), Dominique Strauss-Kahn, en su último informe mensual sobre Europa, de hace apenas unos días, afirmaba que España se enfrenta al creciente riesgo de una “generación perdida”, debido al sustancial incremento del desempleo entre los jóvenes registrado durante la crisis, que ha provocado que prácticamente la mitad de los menores de 25 años se encuentren en paro. “El paro juvenil, en particular, se incrementó notablemente y en casos extremos como el de España, casi uno de cada dos jóvenes trabajadores está sin empleo, incrementando el riesgo de una generación perdida”.

Lo cierto es que, siendo el crecimiento previsto para las economías avanzadas de Europa del 1,7% y del 1,9% en 2010 y 2011, respectivamente, el FMI mantiene las previsiones publicadas el mes pasado en su informe mundial para los países de la zona euro (1,6% y 1,8%) y para España (0,8% y 1,6%). Es decir, este año la economía española crecerá la mitad que la de la zona euro y una tercera parte que la del conjunto de Europa.

Si unimos esto a la solicitud de la Secretaría General Técnica de la Consejería de Educación a un centro privado para que, con arreglo a la Ley de Tasas y Precios públicos, abone las correspondientes por la publicación en BOJA de una Orden, por la que se modifica la autorización administrativa de funcionamiento, nos podemos hacer una idea de la más que efectiva carencia de recursos económicos que padecemos. Ya que, de ser legalmente exigible, es la primera vez que se requiere su pago.

De aquí, dos consecuencias: la primera, a los centros concertados habrá que considerarlos como centros parcialmente sostenidos con fondos públicos; y, la segunda, la situación que provoca la grave crisis que padecemos tiene su origen en una carencia educativa.

Es cierto que “quod natura non dat Salmatica non praestat”. Pero no nos referimos solo a la Escuela como Institución educativa, sino a la educación en general. A la social, económica, política,… La educación ofrece a los individuos la posibilidad de ampliar sus conocimientos y su propio intelecto, animando sus deseos de aprender, de búsqueda, en definitiva.

Todos los vocablos que hoy empleamos como sinónimos de excelencia: calidad, emprendedor, líder,… únicamente pueden quedar simplemente en eso, en palabras más o menos rimbombantes pero vacías de contenido, si no van acompañadas del esfuerzo personal, de ambicionar ser mejores cada día, más responsables, empeñados en ser los mejores para, contando con todos, trabajar por conseguir una sociedad más justa, equilibrada, habitable y sostenible.

No les sobra razón a los anti-sistema, nacidos del 15-M, que viendo el negro panorama en el que viven y para el que no encuentran salida, no han tenido más remedio que ocupar la calle reclamando soluciones sólidas que den respuesta a necesidades tan vitales como es el empleo, al no encontrar en el discurso político ningún atisbo de arreglo.

De aquí nuestro tradicional empeño en ofrecer una educación que permita a los alumnos pensar por si mismos, descubrir la trascendencia de su existencia y la obligación que tienen de poner en valor sus talentos, y de esforzarse por devolver a la sociedad lo que esta apuesta hoy por su formación y por su futuro. En definitiva, por ser constructores de un mundo en el que impere la justicia, el amor y la paz. Únicamente, a partir de una educación en toda regla, será posible encontrar salidas a la crisis y de evitarlas cuando la tentación ciegue la voluntad de decidir con acierto y ponderación.

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Autor: diocesismalaga.es

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