NoticiaPastoral penitenciaria La Virgen de la Merced abre las puertas de la cárcel Publicado: 16/09/2021: 9159 La cárcel vuelve a acoger la fiesta de Nuestra Señora de la Merced, patrona del mundo penitenciario, y lo hace con el regreso de los voluntarios al centro tras la pandemia del Covid, que ha imposibilitado su acceso, permitiendo solo el de dos capellanes. Como explica el capellán, Fray Andrés González García OSST, la Virgen de la Merced, cuya fiesta es el 24 de septiembre, es «la patrona de las prisiones y de los presos, la liberadora, también la esclava que, haciéndose esclava, fue la mujer más libre, la persona más libre después de su hijo Jesús. Y lo vamos a celebrar con las limitaciones propias de este momento, pero por primera vez en mucho tiempo con nuestros voluntarios». Durante estos duros meses de pandemia, un funcionario creyente ha sido el que ha estado acompañando a los internos, incluso presidiendo Celebraciones de la Palabra. Además, los presos de dos módulos se han estado encontrando para rezar el Rosario y leer las Escrituras cada día, y cuando se ha permitido, se ha seguido celebrando la Misa semanal y celebrando encuentros con los reclusos. «Ante la dificultad, uno se hace más fuerte en la fe», explica Fray Andrés. La Misa de la Merced se celebrará en torno a su fiesta, probablemente el 25 de septiembre, sábado, con la presencia festiva de los voluntarios, la participación de grupos de internos de cada módulo, «y en medio de nosotros, como siempre -añade el capellán-, Jesucristo y la Virgen María, que como ella también lo pasó mal, los entiende perfectamente». La vida privada de libertad es una de las grandes periferias existenciales de nuestra sociedad. Este sacerdote trinitario explica que «todas las deficiencias, todos los dolores que se dan en la sociedad libre se dan agrandados en la cárcel. Si yo estoy enfermo en la sociedad libre, en la cárcel lo estoy doblemente, porque no tengo la libertad para moverme, ir al médico cuando quiera, presentarme en urgencias... o cuando hay una enfermedad mental, es doble el dolor en la cárcel. Si le sumamos la ausencia de los familiares que hemos tenido a causa del covid, y que los presos no han podido siquiera despedirse de quienes se han marchado... podemos imaginar la situación. Eso se da continuamente en la cárcel. Es un sufrimiento grandísimo». JORNADA DEL MIGRANTE Y EL REFUGIADO «El migrante además, sufre aún más dentro de la cárcel -añade el religioso- porque no tiene a su familia cerca, no puede disfrutar igual de los permisos penitenciarios al no tener a nadie fuera. Es cierto que la Pastoral Penitencia y las congregaciones religiosas hemos intentado subsanar esta necesidad, y tenemos la casa de acogida que se dirige desde Cáritas con el P. Ángel Antonio Chacón, en la Trinidad; o en Antequera la casa de acogida “Juan Gil”, con la Fundación Prolibertas, donde se acoge a los internos con permisos de Tercer Grado. Son una muestra de que la Iglesia se preocupa e intenta llenar este vacío, pero es una dolencia muy grande», concluye Fray Andrés.