Los pacientes empezaron a ingresar en mi servicio a principio de marzo, asustados, solos y con mucho miedo al vernos con un traje con el que no se nos veían ni los ojos. Los ancianos lloraban y, desorientados, me preguntaban porqué los castigábamos encerrados allí. En su desorientación estaban viviendo su niñez», explica Belén.

Así puso en marcha la iniciativa de Cartas Anónimas de Cariño y Amor. «Es muy difícil expresar en palabras la alegría, la paz, la dulzura, la positividad que transmitían vuestras cartas. Ha sido, y sigue siendo, reconfortante al 100% que ellos lean palabras de cariño de alguien desconocido», añade Belén.

Y es que, «algunos, en su vida personal, tienen familiares y amigos, personas que los quieren, pero otros muchos estoy segura de que el único cariño que recibirán serán vuestras cartas. De hecho, muchos se las llevan a casa cuando se van de alta», asegura Belén.

«Mis compañeros y yo no hemos vivido un dolor comparable a este pues, el no tener un familiar o amigo que te dé la mano, una palabra de cariño, y fallecer solo es lo más triste y devastador que un sanitario pueda vivir. Así que, vuestras cartas son vida, esperanza, cariño, empatía, dulzura, paz… en definitiva amor, muy necesitado por este mundo. Muchísimas gracias por dedicar un poquito de vuestro tiempo para llenar de amor el alma sufriente de nuestros pacientes. Muchas gracias de parte de todos mis compañeros. Un abrazo enorme virtual. Belén», con estas palabras concluye el mensaje que ha hecho llegar a todos los colegios que han participado en la iniciativa.