«La consolación es una característica propia de los Misioneros de la Consolata. Durante muchos años y hasta hoy, los misioneros llevamos la consolación a miles de personas y pueblos ayudándoles en sus grandes dificultades», explica Luis Jiménez, Misionero de la Consolata.

En la parroquia de Cristo Rey sirven los Misioneros de la Consolata, quienes llevan la consolación «a los que viven sumidos en la miseria humana sin los más mínimos medios para la subsistencia. Llevamos la consolación a tantos y tantas personas descartadas por la sociedad y aislados. La llevamos también a tantos enfermos tratando de curarles. Pero no olvidemos que hay heridas de la humanidad que no son físicas, son internas, morales. Personas solas, viudas, huérfanos, y ahí es donde consolamos también a través del Evangelio, porque la Palabra de Dios tiene poder de curar y consolar».