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La Diócesis de Málaga junto a la mujer que sufre

Publicado: 05/12/2014: 8140

El papa Francisco, en la Evangelii Gaudium, afirma que «doblemente pobres son las mujeres que sufren situaciones de exclusión, maltrato y violencia, porque frecuentemente se encuentran con menores posibilidades de defender sus derechos» (EG 212).

Con el telón de fondo de la celebración de la Inmaculada Concepción de María, la mujer llena de gracia, conocemos cómo nuestra Iglesia brinda ayuda a las mujeres más desfavorecidas que conviven entre nosotros. La Iglesia malacitana busca ayudarlas en su desarrollo integral y pleno.

«Aquí estoy aprendiendo a ser una mujer hecha y derecha»

Es el testimonio de Inmaculada, una de las chicas acogidas en el hogar que las religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad sostienen desde hace 108 años en Málaga. Droga, prostitución o maltrato son algunas de las heridas con las que llegan a este centro y que son curadas con un tratamiento basado en el cariño, el respeto y la gratuidad.

Fátima es de Marruecos. A pesar de su juventud sabe bien lo dura que es la calle y ha encontrado en esta casa algo más que un techo digno donde guarecerse. «Llevo dos meses aquí porque no tengo adónde ir. Me ayudan mucho, me han dado su apoyo. Se pasa muy mal en la calle, con 18 años, sin tener familia, sin nadie que te ayude.... Las quiero a todas como a mi familia. A las religiosas, a las trabajadoras, a las compañeras... Me tratan muy bien. Mejor que aquí no puedo estar en ninguna parte. Me siento más mujer y estoy comenzando a rehacer mi vida. Ahora estoy trabajando pero, si Dios quiere, seguiré estudiando porque quiero ser peluquera».

Lucrecia, por su parte, tiene 32 años, es argentina y madre de una hija que en estos momentos acogen los servicios sociales. Acabó en la casa porque su situación era insostenible. «A las chicas que crean que no hay salida, yo les diría que no pierdan la esperanza. Yo estaba ya en el último momento, pensando en lo peor. Me rendí porque llevaba muchos meses luchando, sin familia, sin nadie y recibí una llamada de teléfono que me habló de este lugar porque yo no tenía ni idea de que existiera. Con fe y esperanza, conseguiremos tirar para adelante».

María Mateo es la superiora de la comunidad de Adoratrices que sostiene en Málaga dos iniciativas: «Una es la obra social– afirma–, que cuenta a su vez con dos proyectos: el proyecto “Vive”, en el que hacemos acogida e intervención con mujeres que provienen del mundo de lasadicciones; y el proyecto “Camina”, que son otras chicas que vienen dela trata, de la prostitución, algunas están deambulando por la calle, otras son inmigrantes sin trabajo, etc. Aquí las acogemos, les damos una formación y las vamos preparando hacia una inserción en el mundo laboral.Tienen entre 18 y 35 años aunque a veces hacemos una excepción con alguna más mayor que lo necesite. La otra gran iniciativa es el colegio –sostiene–. Tenemos los cuatro cursos de la ESO, ciclo de Formación Profesional, Gestión Administrativa, PCPI, ciclos de Enfermería y Educación Infantil Grado Superior».

Según la superiora, «vienen de la calle, tiradas en la cuneta, se han visto morir. Si alguien se ha acercado a ellas, ha sido siempre para aprovecharse. Así que cuando vienen aquí y ven que nosotras las acogemos sin exigirles nada, cambian de actitud. Traigan la problemática que traigan, las acogemos incondicionalmente. Lo que más les ayuda es sentirse acogidas desinteresadamente. Ese cariño, esa cercanía, el que las escuchemos, es lo que les interroga y les inquieta. En lo que sí que hacemos mucho hincapié es que, si vienen, deben saber que esto no es un hotel. Esto es un lugar donde tienen que hacer un cambio en su vida y por eso les exigimos mucho. Es importante que estén aquí de forma libre y voluntaria. Y si protestan, la puerta está abierta y se van. Quizá es que no haya llegado aún su momento. Pero si vuelven, aquí estaremos, esperándolas».

«Son el Cristo doliente a quien tratamos de ayudar»

“La Adoración a Jesús Eucaristía y el trabajo con las jóvenes en exclusión”, este es
el carisma de las Adoratrices, cuya fundadora, Santa María Micaela, quedó horrorizada tras
ver el sufrimiento de las mujeres que comerciaban con su cuerpo. «Ya en el siglo XIX trataba de potenciar que las mujeres tuvieran cultura–señala María Mateo–. Decía que muchas veces caían en la prostitución porque no tenían medios para poder buscar otra alternativa de vida. Nosotras mantenemos vivo ese carisma cuya fuerza brota de la Eucaristía. También mantenemos la devoción a la Virgen de los Desamparados, de la que ella era muy devota. En todas nuestras casas hay una imagen suya y a ella le encomendamos a la mujer desamparada».

La Hermana Mª Paz Robledo lleva 42 años al servicio de la mujer necesitada y 23 años en esta casa. Ahora ayuda a chicas con problemas de adicciones. «La droga es, muchas veces, la puerta hacia la prostitución. Las chicas vienen ahora muy deterioradas, porque las sustancias nuevas que toman son de otro tipo y les afectan mucho al cerebro. Cada grupo que viene es mucho más difícil de atender. Vienen muy amargadas y desengañadas de la sociedad. Son víctimas de muchas cosas pero son el Cristo doliente al que tratamos de entender y ayudar».

Cáritas habla en femenino

Los datos de la última memoria de Cáritas Diocesana reflejan la honda preocupación de la Iglesia malagueña por la situación de las mujeres más desfavorecidas. Las Cáritas parroquiales ofrecen, a través de sus servicios de acogida y acompañamiento, la ayuda directa a miles de mujeres ya que, de las 25.000 familias atendidas el año pasado, suele ser una mujer la que toma la iniciativa de acudir a las parroquias a solicitar ayuda. Por otra parte, los diversos proyectos sostenidos por el AÌ

Antonio Moreno Ruiz

Periodista y portavoz de la diócesis de Málaga

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