Noticia RAFAEL PÉREZ PALLARÉS. A solas con el miedo Publicado: 28/04/2020: 16500 EL ALFÉIZAR, DIARIO SUR Esto de escribir en confinamiento quizá tenga su punto de responsabilidad añadido. Máxime si lo que pretendes hacer al reflexionar sobre el papel es alumbrar algo de luz o aportar una particular visión del mundo. Me gusta recurrir a lo que dijo Jesús de Nazaret: “a cada día le basta su propio afán.” Este consejo ayuda a vivir el momento, canalizar miedos y discurrir con cierta serenidad entre la pandemia. Te cuento. Observas a tu alrededor que la gente tiene miedo; miedo en el presente y al futuro. Es humano, pero debemos recordar que los miedos paralizan, como si de una montaña rusa se tratase, aparecen como figurantes recurrentes en una película mala. No son buenos consejeros, pero la soledad y las previsibles consecuencias de la crisis ocasionada por la parálisis económica abonan su terreno. Hay hasta niños con temor: algunos prefieren no salir a la calle por miedo a coger el “bichito”; convendría recordar a los padres que, sobre todo en determinadas edades, es innecesario inyectar dosis de miedo a los peques de la casa, lo que hay que ejercer es autoridad y cariño. Otro paño aparte son ancianos que no sepan dimensionar muy bien qué está pasando y en su vulnerabilidad les surjan miedos e incertidumbres; soledad y fragilidad son aliados poco recomendables. La soledad de hecho puede llegarse a vivir entre rosas y, sin embargo, generar lágrimas. Es todo tan complejo… Por eso me gusta recurrir a lo que dijo Jesús de Nazaret: “a cada día le basta su propio afán.” Este consejo ayuda a vivir el momento, canalizar miedos y discurrir con cierta serenidad entre la pandemia. Digamos que en medio de la bruma que genera sentirse solos vivir el momento presente, en un ejercicio de concentración y previsión, experimentando eso sí probablemente el miedo al abismo, es una de las experiencias límite y necesarias. Soportar, como travesía de desierto, esta maraña entre soledad, miedo y presente nos ayudará a madurar como personas. Y a quien tenga fe, como creyente. Experimentará el abandono en las manos de Dios. Pero también nos acercará a la realidad que familiares, amistades o personas en general experimentan y nos ayudará a crecer en empatía y cercanía emocional.