–Estamos en 2013. Los mayas se equivocaron. Sobre el fin del mundo tendrá mucho que decir como católico y como científico... 

–Como hombre de ciencia que soy y también católico, con los conocimientos que voy aprehendiendo conforme investigo el universo, intento profundizar en las revelaciones que se nos transmiten en el Evangelio. Sabemos que los modelos actuales predicen una muerte del Universo. El cómo y el cuándo ahora mismo nadie lo sabe. Hay diversas teorías científicas y el Evangelio va en esa línea de que pasar tiene que pasar. Pero el mensaje que traduce es que debemos estar vigilantes porque no sabemos ni el día ni la hora. 

–Miles de horas contemplando el cielo... ¿En qué piensa uno, noche tras noche, ante el telescopio? 

–En que el ser humano es algo ínfimo en toda esta gran estructura en la que estamos inmersos. La Tierra es como una gigantesca nave espacial que, junto al sol y el resto de la cohorte de planetas, va vagando en un rincón de esta galaxia donde nos encontramos que es la Vía Láctea. Estamos en las afueras de la Vía Láctea y a su vez nuestra galaxia es una de las 50.000 millones de galaxias que pueblan el universo. Nuestra galaxia no es especial, es digamos del montón, y el sol es una estrella normalita, tampoco destaca por nada. En el fondo también lo que uno siempre se pregunta es que es muy posible que no estemos solos en el universo. 

–¿Me equivoco mucho si digo que  en la secularización ha influido el que en las grandes ciudades no se puedan ver las estrellas? 

–No es una idea descabellada ni mucho menos. Es un problema que tenemos hoy en día y nuestros hijos se están perdiendo el maravilloso espectáculo de ver el cielo estrellado. Esa experiencia, a poca sensibilidad que tengamos, despierta un sentimiento de grandeza del universo que nos rodea y la idea de que eso de algún modo ha sido pergeñado, creado, o que esas leyes físicas responden a un plan. 

–El materialismo nos ha hecho creer que lo único verdadero es lo que se ve y ahora vienen ustedes a decirnos que lo que se ve es sólo un 5 % del universo… 

–En los últimos 10 o 15 años nos hemos dado cuenta de que la materia, la que está compuesta por los átomos de la tabla periódica, la que forma las estrellas, los planetas, a nosotros mismos, no ocupa nada más que un 4 o un 5 por ciento del universo. Un 25 por ciento restante lo ocupa otra forma de materia que llamamos materia oscura y que no sabemos realmente todavía de qué está compuesta. Pues aparte de esa materia oscura o no oscura, los otros dos tercios están inundados de una energía, no materia –recalca–, energía de la cual también desconocemos el origen. 

–Muchos se sorprenderán al saber que el descubridor del "microcuasar galáctico y agujero negro más masivo de nuestra galaxia" y premio Descartes de la Unión Europea es también hombre de trono de Zamarrilla 

–¡Y de la Virgen de la Caridad! He intentado hacerlo durante 25 años. Un día con un hombro, otro día con el otro. Y es una experiencia que yo recomiendo a todos los jóvenes, porque es un sentimiento profundo que llevamos los malagueños y una oportunidad para la evangelización de los que están al lado. Y si uno cree que lo que está portando es una imagen de la madre de Dios, todavía se hace más a gusto. 

–¿Como astrónomo reconozca que le pegaría mejor sacar la Estrella? 

–(Risas) La verdad es que sí. Voy a ver si todavía el cuerpo aguanta, aunque ya es complicado. Como es el martes, no me coincide ni con el jueves ni con el viernes. Lo pensaré.

Entrevista en audio emitida en el programa Iglesia en Málaga, de la cadena COPE:

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