NoticiaEntrevistas Joaquina Ávila: «A Dios le doy gracias... por toda mi vida» Momento de la entrega de las Medallas Pro Ecclesia Malacitana en la parroquia de El Salvador (Málaga) // J. CANO Publicado: 02/05/2018: 19305 Joaquina Ávila y Beatriz Martín recibieron el pasado 15 de abril la Medalla Pro-Ecclesia Malacitana “por su gran generosidad y por su entrega dedicada a la parroquia El Salvador de Málaga”. Beatriz falleció cinco días antes del día elegido para el homenaje, fueron sus hijos quienes lo recibieron de manos del Sr. Obispo, Jesús Catalá. Joaquina, acaba usted de cumplir 81 años, ¿por qué le da gracias a Dios? Todos los días se las doy. Por mi familia… y por toda mi vida. ¡Qué más puedo pedir si tengo una familia estupenda y mucha gente que se preocupa mucho por mí! Tengo seis hijos (tres niños y dos niñas) y un niño que acogí con meses, natural de Guinea. De todos estoy muy orgullosa y doy gracias a Dios por ellos. ¿Qué significó para usted recibir esta Medalla de manos del Sr. Obispo? Fue un día precioso. Me resultaba muy raro ver a todos mis hijos y nietos en la parroquia, pero imaginaba que, como venía el Obispo, se habían acercado. Fue muy emocionante, me quedé sin palabras (y eso ya es difícil). Llevo toda la vida en la parroquia, pero ahora estoy un poco enferma, y es la parroquia la que viene a verme, me traen la Comunión. ¿Cuántos años lleva usted en la parroquia El Salvador? Pues estuve 35 años en la anterior, que estaba en un bajo y teníamos que quitar los bancos para baldear el suelo echando cubos de agua. Han sido muchos años maravillosos, de mucho hacer, a veces con muchas dificultades. Y todos los años que lleva el nuevo templo. Por cierto, todos los párrocos han sido estupendos y el de ahora es maravilloso. Contaban conmigo para todo lo que necesitaran. ¿A qué se ha dedicado en la parroquia? He sido la coordinadora de los grupos de limpieza de la parroquia y dejaba el altar que brillaba. También he sido catequista durante más de 30 años y siempre he estado para todo lo que ha hecho falta. Los sacerdotes me pedían consejo porque sabían que conocía a toda la gente del barrio. Y los vecinos también me llamaban cuando buscaban al sacerdote, hasta para que les bendijera un bar que acababan de abrir en el barrio. Y en las reuniones del arciprestazgo, allá que nos enviaban a dos feligresas de la parroquia en representación. ¿Qué lugar ocupa el Señor en su vida? El señor es todo para mí y, como ahora no puedo ir a la parroquia, pues rezando estoy en casa, llevo adelante varias novenas. Atender a los más necesitados del barrio también ha sido una prioridad para usted. Hemos ayudado todo lo que hemos podido, hasta cargando los alimentos que nos daban desde algunas instituciones para llevarlos a Cáritas y repartirlos. Todo lo hemos hecho siempre con mucha alegría. «Fue muy emocionante conocer la labor de mi madre en la parroquia» Beatriz Martín cumplió 84 años el pasado mes de marzo. Era otra de las feligresas a la que la comunidad parroquial le iba a dar la sorpresa de recibir, de manos del Sr. Obispo, la Medalla Pro-Ecclesia Malacitana el día de la Visita Pastoral. Falleció cinco días antes. Jesús, uno de sus hijos explica que «fue una sorpresa muy grande para nosotros porque no nos lo esperábamos. Fue muy emocionante conocer la labor que había realizado, durante tantos años, nuestra madre. Sabíamos algo, pero no mucho, porque era una mujer muy humilde y nunca se daba importancia. He de reconocer que fue un día duro, porque nos hubiera gustado que lo hubiera vivido ella, pero muy gratificante». «De mi madre destacaría que era una mujer muy alegre y con mucha energía; una mujer muy buena y generosa con su tiempo y con sus bienes. De pequeña tuvo una vida dura, pasó muchas necesidades y eso la hizo muy sensible a las necesidades que veía a su alrededor. En la Eucaristía de ese día, nos sentimos muy arropados por el párroco y por todos los que la conocían y trabajaban con ella, notamos que le tenían un cariño especial». Beatriz llegó a Málaga en febrero de 1982 y, desde entonces, formaba parte de la parroquia.