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Miércoles de Ceniza (Catedral-Málaga)

Imposición de la ceniza · Autor: S.FENOSA
Publicado: 02/03/2022: 5810

Homilía pronunciada por D. Jesús Catalá en la Misa del Miércoles de Ceniza 2022 celebrada en la Catedral de Málaga

MIÉRCOLES DE CENIZA

(Catedral-Málaga, 2 marzo 2022)

Lecturas: Jl 2, 12-18; Sal 50, 3-6.12-14.17; 2 Co 5, 20 − 6, 2; Mt 6, 1-6.16-18.

Cuaresma, tiempo para renovar la esperanza

 

1.- Iniciamos hoy el camino cuaresmal, que nos conducirá a la celebración gozosa de la Pascua de Resurrección del Señor Jesucristo. Es tiempo favorable, que la Iglesia nos ofrece para la renovación personal y comunitaria, exhortándonos a la conversión a Dios, sumo Bien y fuente del Amor.

La Cuaresma es tiempo de escucha de la Palabra de Dios y de conversión; de preparación y de memoria agradecida del bautismo, cuyas promesas renovaremos en la Vigilia pascual y por el que fuimos hechos hijos adoptivos de Dios; es tiempo de reconciliación con Dios y con los hermanos; ocasión propicia para recurrir con más frecuencia a las «armas de la penitencia cristiana»: la oración, el ayuno y la caridad, en forma de limosna, como nos enseña el evangelista Mateo (cf. Mt 6, 1-6.16-18).

La Cuaresma, en nuestro ambiente cofrade y en la piedad popular, significa preparación para celebrar solemnemente el misterio pascual de Cristo en la Semana Santa, que culmina con el Domingo de Pascua de Resurrección. Toda la liturgia de la Iglesia está dirigida y encaminada a celebrar la Pascua. Por ello entramos en un camino de esperanza, que nos trae la salvación en Jesucristo.

2.- El profeta Joel nos invita a convertirnos al Señor: «Convertíos a mí de todo corazón, con ayunos, llantos y lamentos» (Jl 2, 12). No se trata de realizar gestos externos, sino de acoger en nuestro corazón la Palabra sanadora de Dios y de aceptar la misericordia divina: «Rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos; y convertíos al Señor vuestro Dios, un Dios compasivo y misericordioso» (Jl 2, 13).

Acoger la misericordia del Dios compasivo llena el corazón de esperanza, porque son remitidos nuestros pecados; por ello imploramos al Señor: «Misericordia, Dios mío, por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado» (Sal 50, 3-4).

Te suplicamos, Señor, que nos des un corazón nuevo, limpio y purificado de nuestros pecados (cf. Sal 50, 12). Reconocemos que nos hemos apartado de Ti, Señor, (cf. Sal 50, 5) buscando la felicidad lejos de Ti; pero no la hemos encontrado, porque solo Tú llenas nuestro corazón de alegría (cf. Sal 50, 14), de luz y de esperanza.

3.- Queridos hermanos, estamos viviendo tiempos duros y acontecimientos graves, que pueden perturbar la paz de nuestro corazón: la pandemia, enfermedades, guerras y odios. El actual contexto socio-político es de verdadera preocupación, en el que experimentamos la fragilidad de las cosas en las que confiamos y la incertidumbre del futuro.

En estos días ha tenido lugar, como bien sabéis todos, la trágica invasión de Ucrania por parte de Rusia, provocando muertes, desplazamientos de personas, sobre todo de mujeres y niños, y mucho sufrimiento. Sigamos la invitación del papa Francisco de suplicar a Dios el don de la paz, intensificando la oración y el ayuno (cf. Angelus, 27.02.2022).

El uso diabólico y perverso de las armas está claramente alejado de la voluntad de Dios, porque Él está con los que trabajan por la paz, y no con quienes emplean la violencia.

4.- La Cuaresma es un tiempo de esperanza, para volver a dirigir la mirada a Dios, que es paciente y compasivo, que sigue cuidando de nosotros a pesar de nuestras desobediencias.

San Pablo nos recuerda que «ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación» (2 Co 6, 2). Ahora es tiempo de esperanza y de reconciliación: «Os pedimos que os reconciliéis con Dios» (2 Co 5, 20).

Pidamos perdón al Señor con corazón quebrantado y humillado (cf. Sal 50, 19); y convirtámonos a Él, siendo nosotros a la vez difusores del perdón. Habiendo acogido el perdón de Dios, podemos ofrecerlo a los demás, acogiendo fraternalmente y perdonando a quien nos ha ofendido.

5.- El anuncio que Jesús hace a los apóstoles de su pasión y su muerte es un anuncio de esperanza, porque promete que «al tercer día resucitará» (Mt 20, 19). Resucitando con Jesús significa que la vida humana no termina con la muerte temporal, sino que está llamada a trascenderla; a ir más allá hasta la eternidad.

Tenemos, pues, la esperanza de que nuestra historia supera nuestros pecados y nuestros errores; que el amor triunfa sobre el odio; la resurrección sobre la muerte y la luz sobre las tinieblas. Tenemos la esperanza de recibir el perdón del Padre bueno y misericordioso.

La Cuaresma nos invita a “decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan”, en lugar de “palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian” (Papa Francisco, Fratelli tutti, 223).

¡Vivamos una Cuaresma con esperanza! Somos testigos del tiempo nuevo que Dios nos ofrece, porque Él nos renueva y hace nuevas todas las cosas (cf. Ap 21, 5). Vivamos la esperanza que Cristo nos trae con la entrega su vida en la cruz y con su resurrección.

Y estemos “dispuestos siempre para dar explicación a todo el que nos pida una razón de nuestra esperanza” (cf. 1 P 3,15).

¡Que la Virgen Santísima nos acompañe en este camino cuaresmal, que es camino de esperanza! Amén.

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