Antonio Sosa cumple en junio 25 años de sacerdote, pero nunca había usado las nuevas tecnologías de esta forma en su vida pastoral. «Yo era de la generación de la olivetti y el papel de calco» (ríe). Ahora, sin embargo, se ha pasado al Zoom, una aplicación de videoconferencias que ha logrado manejar «con la ayuda de la gente» y que le permite, a él y a Germán García, vicario parroquial, celebrar Misa conectados con la comunidad parroquial.

«Cuando empezó el confinamiento, en la primera semana, pregunté a mi hermana por el mejor modo de "resituarnos" ante el Estado de Alarma, y el 22 de marzo ya empezamos a usarlo. El deseo no era celebrar una Misa más, como tantas en las que tenemos la posibilidad de participar por televisión o internet, sino poder hacerlo en un medio que permitiera la interactividad. Con este sistema, los fieles pueden participar, entonar cantos... aunque la liturgia actualiza el sacrificio de Cristo, es de la Iglesia, y el sacerdote que preside lo hace en la persona de Cristo, la asamblea, que de una manera extraordinaria lo hace desde casa, se une a este gran y salvífico misterio», explica Antonio.

Desde entonces ya han venido celebrando habitualmente la Eucaristía de esta forma, incluyendo las celebraciones del Triduo Pascual. Se han llegado a conectar más de 60 familias. «Nos hemos organizado por grupos para la preparación litúrgica de la celebración de Semana Santa, y ha sido muy enriquecedor», explica. Este sistema permite que la Eucaristía se viva de forma más cercana, aminorando el síndrome del espectador ante el televisor. «Nuestro deseo es intentar ayudarnos a vivir en comunidad cristiana, ahora más que nunca, las redes nos ayudan vivir la vida cristiana en relación con los hermanos, aunque no piensen igual que yo, y romper el aislamiento», explica el párroco.  La celebración comienza con la exposición del Santísimo por parte del sacerdote en el templo. Al terminar la Misa, se canta a la Virgen María Madre de Dios, titular de la parroquia, que los participantes pueden ver en imagen, gestos que ayudan a la gente a seguir manteniendo la unión y la esperanza. Esta comunidad no se priva ni siquiera del rato de despedida que antes compartían en el templo. «Dejamos un tiempo, cuando termina la celebración, para que los que se quedan conectados puedan hablar entre ellos, comentar cómo están, compartir ese espacio que antes se daba en el atrio de la iglesia, y que ahora tiene que ser por estos medios», explica Sosa.

El eco que recibe este párroco de sus feligreses es muy bueno. «Algunos han tenido que aprender a utilizar este programa, pero lo hemos conseguido compartiendo los talentos. Albita, una joven del coro, hizo un tutorial que enviamos a la gente y así lo hemos ido consiguiendo». Tras la participación, solo le llegan respuestas positivas: «La gente está contenta. Al terminar la Pascua dijeron que había sido muy significativa, que se habían sentido menos aislados, más parte de la comunidad cristiana. La vida cristiana tiene mucho de relación, simpatía, calidez y cercanía así nos lo enseño Jesús. Por eso esto nos está ayudando a sentirnos más comunidad parroquial», añade.

SAN FERNANDO

La parroquia de San Fernando sigue unida y celebrando el misterio de la fe también gracias a las redes sociales. Desde que empezó el confinamiento, los sacerdotes Jaume Gasulla y Antonio Castilla celebran en directo a través de Facebook los domingos y días de precepto, así como lo han hecho en el Triduo Pascual. El domingo II de Pascua, Fiesta de la Divina Misericordia, han llegado a alcanzar un total de 70 cuentas de Facebook conectadas.

Como explican desde la comunidad parroquial «es una forma de seguir unidos celebrando la fe fundamental». Toda la información, iniciativas, participación y retransmisiones en: @parroquiasanfernandomalaga.