Noticia "El Padrenuestro" (VI) Venga a nosotros tu Reino Publicado: 19/03/2016: 23421 Con esta segunda petición: "venga a nosotros tu reino", estamos tocando el corazón del evangelio. Pero aunque el reino de Dios aparece en el Nuevo Testamento más de 90 veces, y la mayor parte de ellas en boca de Jesús, no se nos explica de manera precisa qué sea el reino. Humanamente reinamos sobre aquello que conseguimos con el poder, la inteligencia o el amor. Y, por supuesto, el dominio intelectual o afectivo es más gratificante que el que se obtiene sólo por el poder. A mí, siendo un niño, me ayudó a entender algo de esto la primera vez que me encontré ante el mar. Tenía 12 años y no lo conocía. Mas cuando me vi ante su inmensa majestad, permanecí absorto, sobrecogido, fascinado y agradecido. Y entonces sentí que me inundaba una nueva relación llena de gozo, y la creación se me convirtió en el libro con el que el Creador me asombraba. Después, a medida que fui creciendo en el conocimiento de Jesús, aumentó mi gratitud. Jesús, el enviado del Padre, el verbo encarnado, empequeñeció mi asombro por la naturaleza. Y, en ese camino, me fascinó el arranque del evangelio de Marcos: "Evangelio de Jesucristo hijo de Dios". Y supe que la Buena Nueva era Jesucristo, Él es el Evangelio. Y por eso, más adelante, cuando estudié lo que decían los primeros Padres del cristianismo, me sentí miembro de la corriente de fe que se conserva en la Iglesia. Y me encantó la frase de san Ambrosio: "Donde está Cristo, allí está el reino". Y agradecí que Orígenes llamara a Jesús: "autobasileia", es decir, el reino de Dios en persona. Y por lo mismo, he disfrutado con lo que lo que hoy escribe Walter Kasper: "En Jesucristo nos las tenemos que ver con Dios y su señorío; en Él se encuentra la gracia y el juicio de Dios; Él es el reino de Dios, la palabra y el amor de Dios en persona". Mas a pesar de esto, a algunos les gusta contar lo de aquel rabino a quien le dicen que ha llegado el reino de Dios. Y él abre la ventana, se asoma y responde: "No es verdad, porque veo que no ha cambiado nada". ¿No ha cambiado nada? Jesús dijo: "Se ha cumplido el tiempo, y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio". Convertíos y creed en el Evangelio, en la Buena Noticia que Jesús nos ofrece con sus palabras y hechos. En la Buena Noticia que no es otra sino que Dios es Amor. Un amor tan único, que siendo el Creador quiere que le llamemos Padre. Tan sin igual, que nos ha dado a Jesús, su Hijo, su reino en persona. Y Jesús se nos entrega en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo, para que aprendamos el camino de la fraternidad, el camino del amor que es el camino del reino. Y por eso, cuando esto ocurre, comenzamos a mirar con los ojos de Jesús, con la mirada del Buen Pastor. Y como decía Santa Teresa, al salir de la oración, amamos más a los hermanos. Y acontece el más admirable de los prodigios: los corazones cambian, y les duelen las periferias, y se entregan porque el Señor Jesús ha dicho que lo que hagamos a los más pequeños a Él se lo hacemos. Y entonces sucede el único cambio capaz de arrastrar a las personas, el del corazón. Y aunque es verdad que queda mucho por hacer, por liberar, por alimentar, por acoger, por defender, por sembrar, el Espíritu nos sigue llamando para que acudamos allá donde hay dolor; el Espíritu sigue sembrando entrañas de misericordia en aquellos que se abren al reino que se nos da en la Palabra hecha carne. Venga a nosotros tu reino, Señor.