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Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo

"Venid vosotros, benditos de mi padre" · Autor: FANO
Publicado: 21/11/2014: 9027

Antonio Collado, vicario de la Promoción de la Fe y párroco de San Juan Bautista de Málaga, nos ofrece la Lectio Divina con el Evangelio del domingo, Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.

Lectura (Lectio) Cuando está a punto de terminar la vida pública de Jesús, el evangelista ofrece una visión del juicio que tendrá lugar al final de la vida. Es una llamada de atención. Me sitúo ante el texto con una actitud creyente y orante. Leo detenidamente.

Meditación (Meditatio) La estructura del relato es sencilla: unos versículos introductorios (vv.31-33), dos diálogos de carácter judicial (vv. 34-45) y la conclusión (v.46). En la introducción se utiliza un lenguaje apocalíptico, rico en imágenes, mediante las cuales se pretende desvelar el mensaje que está oculto a primera vista. El juez recibe dos títulos: “Hijo del hombre” (Dn 7,13-14), como el Mesías que, rodeado de gloria, viene a juzgar a la humanidad. Y “Rey” (Sal 72,1-4.12-14) era un delegado de Dios con la misión de guiar al pueblo y defender los derechos de los pobres. Jesús es el Hijo del hombre y el rey en este relato. El juicio universal es, en el pasaje, un acto de discernimiento cuyo criterio es el comportamiento que se haya tenido durante la espera de la venida del Señor. La vara de medir ese comportamiento es el único mandamiento del amor, concretado en la actitud hacia quienes se encuentran en situación de necesidad. Ante la sentencia, la sorpresa de los que son juzgados es evidente: “Señor, ¿cuándo te vimos...?”. Jesús les responde: “Cuando lo hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños...” En el capítulo 22 de S. Mateo, escuchábamos que los mandamientos más importantes eran el amor a Dios y al prójimo. Ahora, Jesús, va más lejos: mediante su identificación con los más débiles, él es a la vez Dios y el prójimo desamparado. Ya no son dos los mandamientos, sino uno solo, porque el amor al prójimo es el amor a Dios mismo. El evangelista recuerda que en el mensaje del Señor hay palabras de esperanza: Cristo volverá con gloria y la historia tendrá un final feliz. Ahora bien, esta segunda venida no sucederá enseguida. Mientras llega el momento, es necesario vigilar y comprometerse, porque el futuro se construye desde el presente.

Oración (Oratio) ¿Qué rostro de Jesús descubro en este pasaje del juicio final? A la luz del texto, ¿qué he aprendido acerca de mi forma de relacionarme con Jesús? Intento responder a estas preguntas para adentrarme en el trato con el Señor y escuchar su voz en mi corazón.

Conteplación (Contemplatio) ¿De qué manera sostiene mi esperanza cristiana el hecho de que sea un día juzgado en el amor? Me abro a esa presencia amorosa del Padre en la que puedo vivir el amor a los hermanos.

Compromiso (Actio) ¿Quiénes son para mí hoy los hambrientos, forasteros, encarcelados...? ¿Cómo me compromete con ellos el evangelio que he leído?

Antonio Collado

Sacerdote diocesano

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