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Lectio Divina con el Evangelio del domingo XXXI del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

«En la casa de mi padre hay muchas estancias» · Autor: FANO
Publicado: 30/10/2014: 7358

Antonio Collado, Vicario de la Promoción de la Fe y párroco de San Juan Bautista de Málaga, nos ofrece la Lectio Divina con las lecturas del domingo 2 de noviembre, XXXI del Tiempo Ordinario (Ciclo A).

Lectura (lectio) Jesús advierte en este pasaje sobre el mal ejemplo que dan los maestros de la ley y los fariseos con su conducta incoherente. Me dejo interpelar por el texto leyéndolo con detenimiento y apropiándomelo como discípulo del Señor.

Meditación (Meditatio) Aunque la lectura litúrgica omite las expresiones más ásperas (Mt 23,13-39), nos encontramos sin duda ante una de las páginas más “incómodas” del evangelio de Mateo. Si nos fijamos con atención, podemos distinguir dos partes en este pasaje. La primera está formada por los vv. 2-7, y en ella se censura el comportamiento de los líderes espirituales del pueblo. Jesús no niega la legitimidad de sus enseñanzas, sino la incoherencia de sus obras, “no hacen lo que dicen”. Su hipocresía se manifiesta en su inflexibilidad a la hora de exigir a otros el cumplimiento de normas y preceptos que ni ellos mismos viven. También en que la motivación de su práctica religiosa no está centrada en agradar a Dios sino en su deseo de aparentar. “Las cargas pesadas e insoportables” están en contraste con el “yugo ligero” que Jesús impone a quienes les siguen y aprenden de él (Mt 11,28-30). El “código de honor” vigente en la época exigía que los varones respetables exhibiesen un comportamiento digno de su conducta para ser así bien considerados. Y estos tenía que ver: con los títulos honoríficos, los lugares que se ocupaban en los eventos sociales, la forma de vestir (Dt 6,8; 11,18) La segunda parte del pasaje vv. 8-12 contiene una clara advertencia a la comunidad cristiana para que no caiga en la misma tención. En ella no existe competición por títulos y puestos de honor. El ejercicio de diferentes funciones no debe ser ocasión para introducir clases y escalafones. Al contrario, el que quiera aparecer como “mayor” debe actuar como “servidor”. La Iglesia es presentada así como una fraternidad radical en la que todos son hermanos y discípulos sin distinciones. Y lo que hace honorable a sus miembros no son los títulos, sino el ejercicio de la caridad fraterna a ejemplo de Jesús (Mt 20,25-28)

Oración (Oratio) “Uno sólo es vuestro Padre...” Me siento familia de hijos y hermanos reunidos en torno al Padre común. Me lleno de gozo y con un corazón agradecido oro al Padre que está en lo escondido.

Contemplación (Contemplatio) Descubro con qué facilidad me dejo llevar por los criterios de la sociedad y dejo de vivir el ideal del servicio y la fraternidad. Me miro como Dios me mira, es más, me dejo mirar por Dios. Solo esa mirada cambiara mi vida.

Compromiso (actio) ¿Qué me falta y qué me sobra para acercarme más a ese ideal de servicio y fraternidad? ¿Qué lugar ocupan en mi vida los cargos, los privilegios, los reconocimientos?

Antonio Collado

Sacerdote diocesano

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