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Lectio Divina con el Evangelio del domingo XXX del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

\"Dios sigue esperando buenos frutos\" · Autor: FANO
Publicado: 24/10/2014: 8372

Antonio Collado, vicario de la Promoción de la Fe y párroco de San Juan Bautista de Málaga, nos ofrece la Lectio Divina con el Evangelio del domingo XXX del Tiempo Ordinario (Ciclo A).

Lectura (Lectio) Ante una nueva pregunta malintencionada, Jesús una vez más, supera la estrechez de miras de los fariseos y enseña cuál es el fundamento de la Escritura. Acojo este pasaje desde una lectura pausada y comprometida. Me dejo afectar por su enseñanza.

Meditación (Meditatio) En esta ocasión, el tema que le proponen los fariseos a Jesús a través de un especialista, de un letrado, no tiene tintes políticos, sino estrictamente religiosos. Se trata de dejar claro que Jesús no sabe interpretar la ley y, por lo tanto, no es una persona digna de crédito. El estudio de la ley de Moisés les había llevado a deducir de ella 248 preceptos y 365 prohibiciones. Con el fin de vivir en total fidelidad habían multiplicado tanto los mandamientos que eran incapaces no ya de cumplirlos, sino incluso de recordarlos. Los maestros discutían acaloradamente para establecer una jerarquía entre sus normas. La respuesta de Jesús es directa y tal como hacían los fariseos, cita un texto (Dt 6,5). Es el mandamiento del amor a Dios, recitado diariamente por los judíos como parte de su oración Shemá Israel. Pero Jesús, no conforme con haber respondido a la pregunta, propone un segundo mandamiento. Esta vez, un pasaje del libro del Levítico (Lv 19,18) «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». En aquella época se discutía acerca de si “prójimo” era sólo quien pertenecía al pueblo de Israel o también el extranjero asentado en su territorio. Jesús amplía el sentido de prójimo a todos los seres humanos
 («amad a vuestros enemigos», leemos en Mt 5,43- 48) y además el amor al prójimo es un mandamiento semejante al del amor a Dios. Pero Jesús da un paso más mostrando dónde encontrar el fundamento de la ley. Para ello, une dos citas de la Escritura relacionando dos mandamientos que en su origen estaban separados. Por tanto, lo importante no es discutir sobre qué norma es la primera, sino saber dónde está el origen de todas ellas. Del mandamiento del amor a Dios y al prójimo se derivan todas las enseñanzas de la ley y los profetas.

Oración (Oratio) El amor es propuesto como la clave de nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo. Ambas expresiones del amor son diferentes pero para que vayan indisolublemente unidas en mi vida, necesito de la oración personal. Descubro la presencia del Señor en mi corazón y dialogo con él.

Contemplación (Contemplatio)
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente». Meciendo mentalmente esta expresión me adentro en la insondable presencia amorosa de Dios y me dejo envolver por ella.

Compromiso (Actio) «Amarás al prójimo como a ti mismo» ¿Desde qué otras claves establezco en ocasiones mi relación con las personas?

Antonio Collado

Sacerdote diocesano

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