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Lectio Divina con el Evangelio del domingo 27º del Tiempo Ordinario (Ciclo A)

\"No des la espalda a Jesús\"
Publicado: 02/10/2014: 7185

Antonio Collado, Vicario de la Promoción de la Fe y párroco de San Juan Bautista de Málaga, nos ofrece la Lectio Divina con el Evangelio de este domingo 5 de octubre, 27º del Tiempo Ordinario.

Lectura (Lectio)

En nuestro itinerario a través del evangelio de Mateo, continuamos con la lectura de la segunda de las parábolas que responde al ambiente de hostilidad contra Jesús en Jerusalén. Leo el texto con atención, hasta que me apropie de él e ilumine mis propias hostilidades hacia el Evangelio.

Meditación (Meditatio)

En la sociedad galilea de la época, era común que un propietario arrendara sus tierras a algún labrador para que las cultivara y le entregara la parte correspondiente de los frutos como pago. A causa de las malas cosechas, los altos impuestos y la tasa de fruto a pagar al dueño, las condiciones de vida de estos labradores eran verdaderamente muy penosas. Se habían producido algunas revueltas contra los propietarios. La situación que describe la parábola era, pues, familiar para los oyentes. Tras el maltrato y muerte de los criados, en una prueba de paciencia con los labradores, el dueño de la viña, para darles una nueva oportunidad y que cambien de actitud, envía finalmente a su hijo. Con mayor alevosía, los labradores sacan al heredero de la viña y lo matan. Para los dirigentes judíos, las palabras de Jesús tenían como referencia inmediata la alegoría de la viña, en Is 5,1ss (primera lectura de este domingo). En ella, queda claro que el dueño representa a Dios y que Israel es la viña que él cuida. Los dirigentes son los labradores que han maltratado siempre a los emisarios del dueño, los profetas, y últimamente están rechazando a su propio Hijo (Jesús). La parábola termina con una pregunta al auditorio para que se implique y emita un juicio. Los dirigentes, aún sin darse por aludidos, proponen un final con dos indicaciones: acabar con aquellos malvados y entregar la viña a quienes den los frutos a su tiempo. Tomando de nuevo la palabra y con argumentos de la Escritura (Salmo 118), Jesús se reconoce como la piedra desechada por los “constructores” judíos y convertida en piedra angular del Reino. Los constructores ahora serán los doce discípulos, y no las doce tribus; el nuevo Israel que le reconoce como “el Enviado” y que dará los frutos propios del Reino.

Oración (Oratio)
Vuelvo a leer el pasaje y, con la ayuda del Espíritu y en diálogo con el Señor, me pregunto: ¿Qué me sorprende más de la forma de actuar de Dios? ¿Me identifico en algún aspecto con los labradores?

Contemplación (Contemplatio)
“Finalmente les envío a su hijo”. Meciendo esta expresión, acallo mis ideas, sentimientos, deseos personales y me adentro en el misterio de Dios. Callo y adoro.

Compromiso (Actio)

¿Cuáles son esos frutos que corresponden al Reino de Dios? ¿De qué manera están respondiendo nuestra Iglesia y nuestras comunidades al encargo de Dios?

Antonio Collado

Sacerdote diocesano

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