NoticiaColaboración La atención, por Lorenzo Orellana Publicado: 10/10/2013: 1703 La vida sigue la atención, dicen los psicólogos. Es decir: allá donde ponemos nuestra atención, terminamos dirigiendo nuestra vida. Esto acontece en todo cuanto hacemos. Y por eso, si el ciclista fija su atención en el obstáculo y no en la ruta, termina estrellándose. Blanca Fernández Ochoa decía: "Para esquiar bien, lo primero es la cabeza. La cabeza, mucho más que las cualidades físicas, es la que dirige los esquíes". En el campo intelectual todos tenemos experiencia de ello. Más aún, la gran razón que esgrimen muchos padres, para excusar las malas notas de sus hijos, es que son listos, pero distraídos. La dimensión religiosa también necesita nuestra atención: la fe, como toda experiencia humana, exige que estemos atentos. Y, sin embargo, el gran mal de hoy es que estamos perdiendo la capacidad de atención. Hoy, cuando todo lleva a que el hombre madure más rápidamente, estamos formando personas con menos capacidad de atención -y esto es triste-, personas, por tanto, con menos capacidad de crítica, dóciles a la dirección de cualquier viento. Esta realidad la conocen muy bien los políticos, de ahí sus luchas por apoderarse de los medios de comunicación. Y es que, hoy, parece que no interesa tanto un pueblo adulto, cuanto un pueblo sumiso, capaz de tragarse la carnaza que se le eche. Autor: Lorenzo Orellana, párroco de San Gabriel