Noticia Un vino con María Magdalena María Magdalena, en la película La Pasión de Cristo Publicado: 14/04/2020: 24193 SUR. El alféizar La figura de María Magdalena cautiva y fascina a mucha gente. María, la de Magdala, el apóstol de los apóstoles; María, líder del grupo de mujeres, que acompañaba y apoyaba a Jesús junto a otras amigas. Resulta fácil imaginar la mirada adulta de Magdalena en estos tiempos de pandemia. Me imagino charlando con esta gran mujer en la noche oscura, me descubro soñando junto a ella, me quedo hablando del Jesús que conoció En estos tiempos en los que se recuperan ausencias personales o espirituales: recibimos llamadas de personas que el devenir del tiempo dejó orilladas o intensificamos algunas relaciones vía móvil; recuperamos sentimientos y vivencias; experimentamos una espiritualidad latente que en estos tiempos de aislamiento se recupera y emerge de manera inesperada… Estamos subidos en un tren de largo recorrido donde cada uno se está retratando en su madurez, fe o decisiones; con su comportamiento, altura de miras o silencios. Por eso, no estaría de más imaginar que tomamos un vino con María Magdalena. Para confiarle nuestras reacciones, emociones y comportamientos. ¡Cuánto podríamos aprender de ella para este tiempo de confinamiento! Ella, la primera persona a la que, según las Escrituras, se le apareció Cristo resucitado es una mujer de gran fortaleza, personalidad y carácter. Magdalena no salió intacta del encuentro con el Nazareno porque nadie sale intacto del amor. Intrépida y arrojada, sabía lo que quería. Me imagino charlando con esta gran mujer en la noche oscura, me descubro soñando junto a ella, me quedo hablando del Jesús que conoció. Me dice que Cristo ha resucitado porque no desea dejarnos sin pulso y sin aliento, no quiere que caigamos en el olvido de Dios. Imagino a María que eleva su mirada al firmamento, en la plaza del Mercado de Magdala, a 200 metros de la sinagoga, sabiendo que todos tenemos nuestro propio cielo. La mujer santa que, tras merodear por la tumba de su amigo, lo descubrió resucitado, según las Escrituras, alienta y refuerza en la fe mientras dura este confinamiento. Enseña que la fe es experiencia de amor y que se cultiva a diario, desde el corazón.