Vida Diocesana

Un cuadro de Rembrandt

Publicado: 10/03/2016: 2265

Cada vez que cae en mis manos la parábola del “Hijo pródigo” (Lucas 15-11-32), me viene a la mente el cuadro que recoge dicho tema pintado por el genial artista holandés en el año 1662. La detenida contemplación de la imagen, ayuda a comprender la escena con la que Jesús quiso dejar plasmado en los Evangelios la capacidad de amor y de comprensión que tiene el papá Dios con nosotros.

Siempre se nos ha explicado la situación de los personajes “malos” de la narración. El hijo mayor y el hijo menor. Inmediatamente nos hemos situado en uno de esos dos protagonistas. Unas veces como hijo menor, otras como hijo mayor y, casi siempre, como una mezcla de ambos.

El máximo protagonista, el padre, lo hemos considerado como algo intocable. Y ahí entra lo que estimo que se desprende también de la parábola. A nuestra edad, la de los “puretas” que estamos de lleno en el “segmento de plata”, muchas veces tenemos que asumir el rol del padre. De padre con minúsculas, pero, salvando las distancias, con la intención de amar y acoger al que vuelve de una vida o un momento difícil.

Pero hay más. Si se observa el cuadro con atención se descubre algo que saco a la luz aquel Papa que apenas conocimos: Juan Pablo I. En una de sus escasas intervenciones nos revelo la figura del Dios padre-madre recogida por el cuadro de Rembrandt. Si se fijan en las manos que rodean la espalda del hijo menor, una es masculina y la otra femenina. Que maravilla de intuición. Se entiende mucho mejor la síntesis padre-madre que ambos por separado. Y esta es la actitud que tenemos que intentar vivir.

El papel de padre es tan importante como el de la madre y viceversa, como sucede en el del hombre y la mujer, pese a que algunos “tontos ilustrados” insistan en no diferenciarlos y perder el tiempo en ponerle faldas a los muñequitos de los semáforos y buscar la forma de que el congreso sea también la congresa de los diputados y diputadas. Que personajes-personajas. Lo dice un periodisto. Lo de los roles del hombre y la mujer es echar balones fuera.

Volvamos al cuadro y lo que significa. El ser humano es hijo mayor-hija mayor, hijo menor-hija menor y con la ayuda de Dios, cuando se tiene fuerzas, padre-madre.


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