Antonio Manuel Álvarez es párroco en Badajoz. Sin embargo, cada verano desde hace seis años se traslada durante parte del verano a Málaga, concretamente a Benalmádena Costa, donde participa de forma activa en la parroquia Nuestra Señora del Carmen. 

–¿De qué iglesia es párroco en Badajoz?

–Soy párroco de tres pueblos cercanos a Badajoz capital, Corte de Peleas y Entrín Bajo y Alto.

–¿Por qué viene a Málaga los veranos?

–Suelo ir a Málaga porque es un lugar muy atractivo para conocer y participar de la vida de sus gentes, comunidades y parroquias. 

–¿Cada cuánto tiempo viene y cuántos años lleva viniendo? 

–Fundamentalmente voy una vez al año, en verano. Hace seis años que estoy yendo a Benalmádena costa y suelo estar allí durante la segunda quincena de agosto.

–¿En qué parroquias de Málaga participa y cómo? 

–Ayudo y sirvo a la comunidad parroquial de Nuestra Señora del Carmen, en Benalmádena costa. Mi servicio abarca todo aquello que un sacerdote puede hacer en una parroquia en tiempo estival, como atender a todo aquel que se acerque por la parroquia, celebrar la Eucaristía, estar disponible para el sacramento de la Penitencia, y presidir celebraciones del matrimonio, así como celebrar funerales. En resumen, estar disponible y servir en todo lo que puedo. 

–¿Qué ambiente se encuentra en la parroquia en la que colabora? 

–Hemos de partir de la idea de que en tiempo de verano, las actividades parroquiales se ven mermadas por el lógico y necesario descanso de todos los grupos que conforman la parroquia, si bien es cierto que los servicios que presta la parroquia no descansan. Así pues, el ambiente conjuga la presencia de aquellos que forman la comunidad parroquial, -y en esas fechas no están fuera de Málaga, - y los que por razón de sus vacaciones se acercan para celebrar su fe. A lo largo de los años que sirvo en esa iglesia, he podido comprobar que se acoge con exquisita delicadeza y atención a todo el que se acerca por ella, entre los cuales me incluyo. Desde aquí agradezco la oportunidad que me ofrece toda la comunidad parroquial, y en especial su párroco, Antonio, de pasar unos días de descanso y, a la vez, poder servir como sacerdote.

–¿Aprovecha para conocer la diócesis, así como a otros párrocos?

–Sí. Uno de los mayores atractivos que tiene la ciudad y diócesis de Málaga es la riqueza de sus gentes, de sus costumbres, de sus monumentos, de sus pueblos. Si bien por la estrechez del tiempo y la amplitud de la diócesis, me es imposible llegar a más, aunque me gustaría. 

–De los años que lleva viniendo a Málaga, ¿qué aspectos de la Diócesis destaca? 

–Serían muchos los aspectos que debería destacar de la Diócesis pero, sin duda alguna, me quedo con uno: su acogida.