NoticiaOpinión Europa en un suspiro Publicado: 08/12/2011: 1937 La señora Merkel ha echado un vaso de agua fría –un jarro me parece excesivo- sobre las expectativas europeas en torno al euro. La zona de la unidad monetaria vivirá hoy con “el corazón en un puño” que dicen los clásicos. La asamblea de esta histórica jornada propiciada, o impuesta, por la canciller de hierro y el señor Sarkozy, se inicia con augurios semioscuros y esperanzas a medio gas. El euro puede desaparecer y, en consecuencia, las naciones regresarían a sus antiguas monedas, una auténtica catástrofe de repercusiones malas o muy malas, según los estados, pero, en cualquier caso, insisto, no deseables para nadie. En determinados segmentos de la población española existe un deseo, más o menos consciente, de volver atrás, de lo que pudiéramos llamar nostalgia de la peseta. En realidad, lo que quizá se añore sea una época, no otra cosa. Conviene advertir que se tardarían años, desequilibrios y turbaciones antes de conseguir aquel equilibrio de finales del siglo XX. Los tiempos nunca se repiten tal cual fueron. El mundo ha girado demasiado aprisa desde entonces. Muy posiblemente vayamos a la solución intermedia que sería la Europa de las dos velocidades. No es la mejor pero los dos líderes europeos optan por ella. Lo curioso es que a estas alturas se hayan dado cuenta de que existen dos Europas. ¿Por qué, en su día, no se tuvo eso en cuenta? ¿Se pensó, quizá, que la Europa pobre era un mercado apetecible y dócil para la Europa rica? ¡Vaya usted a saber!. En cualquier caso, más vale algo que nada. Una integración lenta es mejor que una disolución definitiva. Dios haga que las cabezas pensantes logren lo mejor. Autor: José Luis Navas