NoticiaActualidad

El Espíritu Santo convoca a los jóvenes una y otra vez

Publicado: 17/08/2010: 1177

Del 16 al 21 de agosto del año que viene se celebra la Jornada Mundial de la Juventud 2011. Estos encuentros son noticia, no sólo por la cantidad de personas que mueven y la organización necesaria, sino por la experiencia que marca la vida de los jóvenes y los frutos que se recogen. En "DIÓCESIS" estamos profundizando este verano en cómo es el Espíritu el que guía a su Iglesia. Esta semana nos centramos en cómo lo hace con nuestros jóvenes.

 "Al principio cuesta mucho ejercer las virtudes, pero si nos dejamos hacer por el Espíritu Santo, es posible, y las virtudes se transforman en frutos del Espíritu". Así explica Carmen Fernández, una joven de la diócesis de Málaga, lo que son los frutos del Espíritu. El pasado mes de junio fue monitora del campamento de niños de su parroquia; hace tan sólo unas semanas que ha vuelto de vivir, junto a 650 jóvenes de la diócesis de Málaga y a miles de toda Europa, la experiencia del Camino de Santiago; y justo dentro de un año participará en la Jornada Mundial de la Juventud 2011, en Madrid. 

Estos eventos no son actos aislados en su vida, sino "encuentros con el Señor que caldean nuestra fe. Los jóvenes no tenemos fácil defender nuestra fe en Cristo, cierto, pero nunca ha sido fácil. Lo importante es no perder de vista que el centro de nuestra vida es Cristo y compartir la fe en los grupos, las comunidades, las parroquias...", afirma Carmen, y nos explica así los 12 frutos. 

LOS 12 FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO SEGÚN EL CATECISMO

El número 1832 del Catecismo de la Iglesia Católica dice "Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad (generosidad), bondad, benignidad (dulzura, tratar a los demás con gusto), mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia (moderación, templaza) y castidad (Ga 5, 22-23, vulg.).

CARIDAD. La gracia está en amar a los enemigos, a quienes más nos cuesta. Caridad es también corregir con cariño a quien actúa mal, y aceptar las correcciones de los demás.

GOZO. Santa Teresa decía que “un santo triste es un triste santo”, y es que si no estamos alegres, ¿cómo vamos a contagiar a nadie de la buena noticia del Evangelio?

PAZ. El Señor nos da la paz de saber que no hemos hecho más que lo que teníamos que hacer. No somos mejores ni más buenos. 

PACIENCIA. Nuestra sociedad necesita personas pacientes que sepan escuchar a los demás. Las parroquias están llamadas a ser casas de puertas abiertas y personas con paciencia.

LONGANIMIDAD. Generosidad. Como decía mi madre, "las cosas no son tuyas ni de tus hermanos, son de todos". Pues todos los bienes que tenemos son para el bien de todos. 

BONDAD. Ser buena no es ser tonta, aunque a veces te lo llamen. Pero lo importante es que nuestras acciones las mueva el Espíritu, el bien de los demás. 

BENIGNIDAD. No sabía que benignidad significa dulzura. Es un placer estar al lado de una persona que te habla con dulzura. No se trata de ser melosos, sino de dejar a un lado los sarcasmos, las ironías...

MANSEDUMBRE. La mansedumbre la entiendo como que la ira no nos lleva a ningún sitio bueno. No es dejarnos hacer por todo el que se tropiece con nosotros, sino dejarnos transformar por el Espíritu.

FIDELIDAD. Ser fieles al Evangelio, al Señor. Tenemos muchos ejemplos cercanos en los santos que nos propone la Iglesia. Personas fieles a la fe hasta dar la vida.

MODESTIA. Y nada de falsas modestias, que nos pueden llevar a convertirnos en personas orgullosas.

CONTINENCIA. Moderación, templanza.   Cuando nos agarramos a la oración, pensamos las cosas antes de actuar.

CASTIDAD. Se trata de valorar nuestro cuerpo y nuestras relaciones personales. Y no hay persona más libre que quien lo consigue. 

(Un reportaje de Encarni Llamas)

Autor: diocesismalaga.es

Más noticias de: Actualidad