El confinamiento lo estoy viviendo con mucha tranquilidad e incluso con alegría, porque estamos aprovechando para vivir en familia todos juntos, para hablar, para tener una relación mucho más intensa. Incluso estamos viendo menos la televisión de lo que hacemos habitualmente, hacemos juegos de mesa en familia... estamos haciendo una vida muy familiar y es enriquecedora. Hasta el día de hoy no estamos teniendo problemas ni agobios.

En casa, nos estamos volcando en ayudarnos y en ver cómo están los demás. Incluso nos acordamos más de aquellos a quienes no tenemos al lado y hemos redescubierto el teléfono de casa para llamar a los familiares.

EL TRABAJO

El teletrabajo nos funciona estupendamente, con desvío de llamadas a nuestro teléfono incluido. Y, desde el ordenador de casa, tengo acceso a todos los archivos necesarios. Si te digo la verdad, el trabajo hasta con mayor rendimiento porque tengo menos llamadas e interrupciones.

VIDA DE FE

Con respecto a la fe, tenemos la inmensa alegría de formar parte de la comunidad parroquial de Santa María del Mar, en Torremolinos, que es imparable. Nuestro párroco, Javier Guerrero, nos envía todos los días un audio con un comentario de las lecturas y el Evangelio del día y lo escuchamos en familia. También se lo envío al grupo de WhatsApp de los compañeros del Obispado, y así compartimos también ese momento de fe. 

Todo tiene una parte positiva y la de este confinamiento es que siempre vamos viviendo una vida rápida, con muchas prisas, no tenemos tiempo para nada, y ahora estamos descubriendo que tenemos tiempo para mirar nuestro interior, mirar al que tenemos la lado y escuchar, que también es muy necesario.