NoticiaDiáconos «No son sacerdotes de segunda ni superlaicos, es una vocación» Publicado: 25/10/2019: 12527 Con la ordenación, el 19 de octubre, de José Antonio Aguilar, Agustín González y Salvador Martín, son ya 17 los diáconos permanentes que ejercen su ministerio al servicio de la Iglesia de Málaga. Aquí puedes escuchar el reportaje emitido en el programa "Iglesia en Málaga", en Cope Málaga «El diaconado permanente es una realidad que vuelve a renacer después del Concilio Vaticano II porque la Iglesia toma conciencia de que la dimensión de Cristo Siervo que se ofrece por su Iglesia se sigue haciendo presente hoy. Cristo está llamando y sigue buscando a hombres que puedan hacer presente esa función de Cristo Siervo, que en tantas ocasiones subraya el Evangelio: “no he venido a ser servido, sino a servir”. Una entrega en la caridad, en el servicio a los más necesitados, en el anuncio de la Palabra y en la preparación de la mesa de la Eucaristía», explica Antonio Eloy Madueño, responsable de formación y del proceso vocacional del diaconado permanente en la Diócesis de Málaga, quien añade que es «un signo de los tiempos y del Espíritu». En la actualidad, son 17 los diáconos permanentes de la diócesis, tras la última ordenación del pasado día 19 de octubre. Y hay un grupo en proceso de formación y discernimiento pues el diaconado permanente es «una llamada vocacional. Lo fundamental es descubrir que es Dios quien llama para una misión determinada». Además de ser una llamada del Señor, existen ciertos requisitos para ser diácono permanente: «que sean hombres de equilibrio humano y espiritual, padres de vida honrada, entrega y generosidad y de verdadera unión de amor con sus esposas, pues el diaconado no anula la vocación al matrimonio, sino que sus familias son un don para la Iglesia de Málaga. Es más, el día de la firma del juramento y la profesión de fe, antes de la ordenación, las esposas también firman un consentimiento, sin el que no se puede seguir adelante. Las familias se muestran sorprendidas de la irrupción de Dios en sus vidas», explica Antonio Eloy. La formación teológica adecuada es otro de los requisitos, «deben haber cursado al menos el Bachillerato en Ciencias Religiosas pues están llamados a ser servidores de la Palabra, de la caridad y de los sacramentos»; y también un acompañamiento espiritual. En estos requisitos no hay excepciones, sino procesos distintos pues «no se trata solo de una formación, sino de una vocación. Los diáconos permanentes no son sacerdotes de segundo orden, ni unos súper laicos, son una bendición de Dios que se está queriendo hacer presente en la Iglesia de Málaga como Siervo de Dios. Testimonios José Antonio Aguilar «Estoy casado y tenemos dos maravillosos hijos: Almudena, que se nos casó recientemente y José Antonio que vive aún con nosotros. Desde hace más de 31 años trabajo para una multinacional del sector de ascensores y escaleras mecánicas y, desde hace una década, desempeño tareas como técnico de calidad y seguridad del producto. Para mí, el diaconado permanente comenzó con una llamada a la que puse todo tipo de reparos: no soy la persona idónea, me vas a complicar la vida, a mí y a mi mujer… Desde que acepté, he sentido cómo María me ha llevado de la mano y me ha puesto delante del Señor: “Haz lo que Él te diga”. Y aquí me encuentro como diácono, configurado como imagen de Cristo servidor y como rostro de la Iglesia que se esfuerza en responder a las necesidades del hombre de hoy. Configurado como signo de una Iglesia que se abre al mundo. Teológica y canónicamente como clero, pero cultural y psicológicamente como seglar. En definitiva, configurado para hacer visible la misericordia de Dios». Agustín González «Estoy casado desde hace 38 años con Araceli y tenemos dos hijos. Comencé los estudios de Ciencias Religiosas el curso académico 2011-2012 y en el segundo curso sentí la llamada del Señor, que he seguido hasta este momento, para servirle a través de su Iglesia. Es un compromiso de entrega total. En mi profesión, como Policía Nacional, me dedico también al servicio de los demás, en esta ocasión al servicio del orden público, al servicio de la comunidad, de sus derechos y libertades. Un ministerio para el servicio de la Palabra, el altar y la comunidad, a través del ejercicio de la caridad con los más necesitados, los más débiles, enfermos y ancianos». Salvador Martín «Estoy casado con Montse y tenemos dos hijos: Montse y Salvi. Soy profesor en cinco centros de Secundaria de la provincia de Málaga. Es Dios quien nos llama a servir y entregar nuestras vidas por amor, en el servicio a los demás. Recibimos una vocación, un don de Dios, que no es para uno mismo, sino para darlo a los demás. Es un camino que integramos en nuestras vidas junto con el trabajo y con la familia, un camino de humilde servicio y de entrega».