Aunque inicialmente dudara de aceptar a María como esposa cuando se entera que se había quedado embarazada y él no era el padre.  Sabemos que igual que entra en la historia desaparece: sin hacer ruido y sin apenas mención en los evangelios.  Su vida es fidelidad a un estilo de vida y a unas decisiones adoptadas. Pero sin aspavientos.  

José es ante todo un hombre de fe.  Junto a María son los primeros creyentes del Nuevo Testamento.  Su manera de comportarse mantiene plena vigencia.  La gran virtud de José es la fe. Una fe auténtica que es respuesta fiel, valiente y generosa a la llamada de Dios.  José es un hombre de profunda vida interior y de madurez.  Una espiritualidad y madurez que  le lleva a hablar el lenguaje de la bondad. San José, nos lo dice expresamente el Evangelio, fue un hombre justo, bueno.  Y bueno, en sentido bíblico, significa sincero, noble, fiel generoso, cumplidor de su deber y trabajador honrado. 

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