El sacerdote malagueño ha obtenido la máxima calificación tras una defensa brillante en la que ha estado acompañado por su familia, el obispo de Málaga, Jesús Catalá y un amplio número de sacerdotes malagueños y amigos.

«La tesis ha supuesto dos años de trabajo», en palabras de José Emilio Cabra, y continúa la reflexión «de la tesina de licencia sobre el acompañamiento espiritual en la parro-quia, que se presentó en la Pontificia Universidad Gregoriana en 2012. El trabajo del doctorado se reorientó hacia la espiritualidad sacerdotal y estudia cómo, cuando el presbítero acompaña o es acompañado, no ejerce “una actividad más” entre las muchas de su ministerio, sino que se configura con Jesús, el Buen Pastor; se va asociando, pareciendo a él».

«No se ha tratado de una investigación “fría”: la lectura y la reflexión planteaban inter-rogantes sobre la identidad y la espiritualidad sacerdotal, nuestra práctica pastoral, los altibajos de la historia reciente de la Iglesia… e implicaban en primera persona a quien estudiaba. Las conclusiones recuerdan que el acompañamiento personal, en estos tiempos de anonimato y de relaciones virtuales, constituye un signo claro del pastoreo de Jesús; y la urgencia de que también los sacerdotes seamos acompañados por un herma-no en la fe, no como una opción más o menos voluntaria, sino como un componente fundamental de nuestro ministerio», explica José Emilio.