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El rostro humano de la crisis, por Alfonso Crespo

Publicado: 26/07/2012: 2104

Diagnóstico ético y reflexión existencial del sacerdote malagueño, que ha sido presentado en los cursos de verano de la Universidad de Málaga.

No pretendemos realizar ningún análisis científico ni aportar soluciones técnicas o políticas. No es nuestra misión. Nuestro deseo es comprender los hechos de manera adecuada, leerlos con especial hincapié en las dimensiones ética y cultural de la crisis y sacar las debidas consecuencias de conversión y compromiso.

Nuestra primera tesis es reivindicar la necesaria e intrínseca relación entre ética y economía

Actividad económica y comportamiento ético se compenetran íntimamente. La necesaria distinción entre ética y economía no comporta una separación entre los dos ámbitos, sino al contrario, una reciprocidad importante. La Doctrina Social de la Iglesia reclama, en concreto: «dar el justo y debido peso a las razones propias de orden metaeconómico, precisamente porque el fin de la economía no está en la economía misma, sino en su destinación humana y social. A la economía, en efecto, tanto en el ámbito científico, como en el nivel práctico, no se le confía el fin de la realización del hombre y de la buena convivencia humana, sino una tarea parcial: la producción, la distribución y el consumo de bienes materiales y de servicios»2. El Papa Benedicto XVI, en su encíclica más social afirma con rotundidad: «La economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; no de una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona».

Así pues, la dimensión ética y moral de la economía hace entender que la eficiencia económica y la promoción de un desarrollo solidario de la humanidad son finalidades estrechamente vinculadas, más que separadas o alternativas. El objetivo de la economía es la formación de la riqueza y su incremento progresivo, en términos no sólo cuantitativos sino cualitativos: todo lo cual es moral o éticamente correcto si está orientado al desarrollo global y solidario del hombre y de la sociedad en la que vive y trabaja. El desarrollo, en efecto, no puede reducirse a un mero proceso de acumulación de bienes y servicios.

Lee el documento íntegro.

Autor: Alfonso Crespo Hidalgo, profesor de los Centros Fo

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