INAUGURACIÓN DE LA EXPOSICIÓN DE ARTE AFRICANO
EN EL PALACIO EPISCOPAL
(Málaga, 28 febrero 2014)

La hermosura de la naturaleza y del arte tiene un fundamento único: la bondad y la belleza de Dios creador. El ser humano puede descubrir a Dios a través de sus obras; en ellas y en las diversas religiones existen “destellos” del Verbo divino y de su Verdad, que ilumina a todos los hombres (cf. Concilio Vaticano II, Nostra aetate, 2). El libro bíblico de la Sabiduría dice al respecto: «Son necios por naturaleza todos los hombres que han ignorado a Dios y no han sido capaces de conocer al que es, a partir de los bienes visibles, ni de reconocer al artífice fijándose en sus obras» (Sab 13, 1).

Con la encarnación de Jesucristo, el Hijo de Dios, llega a plenitud la revelación divina. El hombre puede contemplar, así, la imagen del Dios humanado, como dice santa Teresa. Esta revelación es el fundamento de la representación y de la veneración de las imágenes sagradas.  La luz del Evangelio penetra todas las culturas, iluminándolas y transformándolas. Y, a través de la historia, ha penetrado en todas las culturas del mundo, sin identificarse con ninguna de ellas (cf. Pablo VI, Evangelii nuntiandi, 20).

El arte es uno de los lugares más significativos, donde se establece el diálogo de la fe con la cultura. Pero la visión secularista de la realidad y de la historia, a partir del siglo XIX, produjo una dolorosa ruptura entre Evangelio y cultura, calificado por Pablo VI como “el drama de nuestro tiempo” (Ibid.).

La Iglesia ha intentado siempre superar esa separación. Con este espacio expositivo “Ars Málaga” en el Palacio episcopal, que hoy inauguramos, pretendemos colaborar en el diálogo fe-cultura.  En Dios coinciden los atributos de Belleza, Bien, Bondad, Verdad. Como dice Antonio Gaudí: “La belleza es el resplandor de la verdad, y el resplandor seduce a todo el mundo; por eso el arte tiene esta universalidad”.

En esta tarde de la inauguración dirigimos nuestra oración a Dios Padre y le pedimos: Señor, “Tú que concedes a los artistas inspiración para plasmar la belleza, que de ti procede, haz que con sus obras aumente el gozo y la esperanza de los hombres” (De las Preces de Vísperas del miércoles de la semana séptima del tiempo ordinario).
Comprometidos en la nueva Evangelización, a la que nos han convocado los últimos papas, deseamos que el espacio expositivo “Ars Málaga” ayude a quienes lo visiten y contemplen a descubrir al Creador del mundo, a través de las obras de arte, trascendiendo las culturas y el tiempo.

Confraternizan en estas salas obras de arte, antiguas y modernas, que, en diálogo abierto y amical, estimulan nuestra mirada hacia la transcendencia.  De todos es conocida la vinculación de la diócesis de Málaga con el continente africano, de donde provienen la mayor parte de las piezas, que aquí se exponen, tanto de arte africano como copto.

Se inicia este espacio, como ya se ha dicho, con un significativo exponente de arte africano, donación de la familia Alonso-Arellano, a quienes agradecemos su generosidad. La Providencia ha querido el encuentro de unas personas, vinculadas con la figura del papa Juan Pablo II, que pronto será canonizado. La Sra. Ana Alonso es muy devota de este Papa; y un servidor trabajó durante de diez años a su servicio y le acompaño en tres de sus viajes a África.

Querida Ana, permítame entregarle, como signo de agradecimiento, una figura en bronce de este gran Papa. ¡Que él desde cielo proteja y acompañe esta iniciativa!
Termino con una frase de la Carta a los Artistas de Juan Pablo II, en la que expresa la colaboración entre Dios y el artista: En la «creación artística» el hombre se revela «imagen de Dios» y lleva a cabo esta tarea plasmando la «materia» y ejerciendo un dominio creativo sobre el universo. “El Artista divino, con admirable condescendencia, trasmite al artista humano un destello de su sabiduría trascendente, llamándolo a compartir su potencia creadora” (Juan Pablo II, Carta a los artistas, 1).

Muchas gracias por su atención.