NoticiaEn los Medios La Pasión según Francisco Publicado: 12/09/2018: 6661 El delegado diocesano de Medios de Comunicación, Rafael Pérez Pallarés, publicaba estos días el siguiente artículo de opinión en Diario Sur. Quien calla no siempre otorga. El silencio del Papa Francisco ante la reacción de Carlo Maria Viganò, exembajador de la Santa Sede en Washington (2011-2016), que lo ha acusado públicamente de encubrir los abusos sexuales del cardenal estadounidense Theodore McCarrick, recuerda al silencio de Cristo ante Pilato cuando era acusado. La situación que vive Francisco recrea, en cierta forma, el escenario propiciado por el sumo sacerdote Caifás: quería matar a Jesús y para ello buscó la alianza del apóstol Judas Iscariote y recabó el apoyo de testigos falsos. Esta crisis que sacude al obispo de Roma no es nueva en la Iglesia católica. Lo que ocurre es que hoy, en la era de las comunicaciones sociales, adquiere dimensiones difíciles de imaginar hace años. Quizá estemos ante una más de las batallas que tenga que librar Francisco en una Iglesia, la católica, que como ha ocurrido históricamente no admite con facilidad los cambios aunque vengan de Roma. El caso Viganò se une a otros ataques que Francisco está recibiendo desde las más diversas instancias: desde sacerdotes, religiosos y seglares que no ven con buenos ojos el camino emprendido a portales digitales que no se cortan un pelo a la hora de criticar su gestión y magisterio. Muchos de sus críticos, los menos del total de fieles, alimentados en las últimas décadas, adolecen paradójicamente de una formación completa que les permite entender la complejidad propia de la tradición y doctrina católica; amén de una falta de amor a la Iglesia, a tenor de los ataques, a la que dicen servir. Estos críticos, muchos de ellos con intereses económicos o de poder, además hacen gala de un concepto eclesial esclerótico y muy rígido, como advierte el cardenal Ravasi, y quizá olvidaron o no creen, quienes dicen ser católicos, apostólicos y romanos, que, según la fe católica, Francisco fue elegido por el Espíritu Santo. Es de prever, como advierte el vaticanista Gerard O'Connell, que los ataques sistemáticos y regulares hasta este momento desde el principio de su pontificado continúen y que no cejen en el empeño por debilitarlo. El recordado profesor Antonio Garrido Moraga decía que Francisco había despojado al papado de su glamour; y me advertía que esto le pasaría factura porque un Papa no puede ser tan asequible. Y quizá no le falte razón: le pasará factura porque como a Cristo, tan asequible, también lo persiguieron en nombre de Dios.