NoticiaEntrevistas Card. Ravasi: «La relación entre fe y cine es de fraternidad, la base es común» Publicado: 26/02/2014: 14832 Comunicador y evangelizador, el cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontifico para la Cultura es profesor de Sagrada Escritura y ha estado en excavaciones arqueológicas en Oriente Medio. Ha organizado los eventos del Atrio de los Gentiles que han tenido lugar en París, Bolonia y Barcelona. Estuvo presente en la apertura del pasado congreso Signis España sobre la mirada de fe en el cine, donde afirmó que «es una vía para conocer la temperatura y el pulso de la sociedad en el bien y en el mal» - ¿Cómo se manifiesta la relación entre la fe y el cine? - La relación entre la fe y el cine es una relación de fraternidad, a pesar de que cada uno ha tomado su propio camino. Existen muchas películas que no tienen ningún aspecto religioso, que van en contra de la religión o contra la moral, pero la base de ambos es común, porque el cine utiliza la imagen y la palabra. La imagen y la palabra son fundamentales para la religión cristiana. Cristo utilizaba las parábolas que son como escenografías cinematográficas como la parábola del buen samaritano: el desierto, alguien que está perdido, una víctima, un hecho de crónica negra, que venía escenografiado por Jesús. Por eso, el cine puede, sin duda, expresar el mensaje cristiano. En segundo lugar está la palabra. Pensemos en los grandes directores que han utilizado los grandes temas religiosos, Bressont, Dreier, Bergman, ateo pero que continuamente expone cuestiones teológicas. Tarkovsky, que muestra el arte, la belleza, como instrumento de salvación. Pasolini, con ‘El evangelio según San Mateo’, Rossellini, con ‘Roma Città Aperta’ que testimonia el drama de la guerra y también del sacrificio de un sacerdote. El cine da la posibilidad de transmitir las imágenes, pero también del mensaje. - En la actualidad, da la impresión que el cine europeo tiene una deficiencia de Dios en su planteamientos vitales y de fondo que en el cine de Estados Unidos sí que se plantean - Es difícil siempre hacer este tipo de distinciones. Sin embargo, el cine europeo y americano ha comenzado a hacerse determinada preguntas sobre tres elementos. Primero, las grandes preguntas: la vida la muerte, la violencia del mal, los dramas de la sociedad, el amor, las relaciones entre las personas entre los pueblos. Segundo, sobre la trascendencia, donde resalta el tema de la mística, de los grandes testimonios, de las grandes figuras religiosas como ‘De dioses y hombres’, ‘El gran silencio’. Y el tercer elemento positivo es que, también cuando tratan de manera polémica las cuestiones religiosas. Pensemos en Luis Buñuel esta crítica era útil para la Iglesia, era fecunda. Una película escandalosa, como ‘Viridiana’, muestra el problema de la corrupción de una novicia que entra en el mundo y el mal del mundo la mata a pesar de que sigue viviendo. Es una crítica a la sociedad que había perdido los valores, que sólo tenía ritos. Pensemos en las figuras religiosas que Buñuel introducía, como en la ‘Vía Láctea’, el duelo entre el jesuita y el jansenista sobre los temas religiosos, pero que al final no querían decir nada, era más un duelo. En otro caso, la figura de ‘Nazarín’, trataba de un personaje que presenta un cristianismo casi loco, pero que desea volver a las raíces. Por eso, tenemos que estar atentos a no juzgar los elementos blasfemos que se encuentran en algunas películas como si fueran sólo negativos, porque a veces reflejan esa nostalgia, el deseo de encontrar algo que se ha perdido. De ahí que, los directores y guionistas se ofendan y critiquen. Por eso creo que el cine es una gran vía para conocer la temperatura, el pulso de la sociedad en el bien y en el mal. Cuando el tema moral no aparece es quizás porque la gran enfermedad de nuestro tiempo no es la inmoralidad, sino la amoralidad. - Para un cristiano, que sabe que Dios es belleza y verdad ¿cómo mostrar la belleza de Dios y de la naturaleza humana a través del cine? - Esta batalla nunca está perdida. Las batallas hay que lucharlas aunque sea en posición de minoría. En este sentido veo que en España como Italia hay algunas personas dentro de la Iglesia que creen que todavía son mayoría y trabajan. Hablan como si todos debieran escucharlos y seguirlos, mientras que la realidad es que estamos en minoría. Pero ser minoría no es una posición negativa, los cristianos de los orígenes salieron de las catacumbas y transformaron la sociedad. Cuando hablé en el palacio del premio Nobel en Estocolmo, tenía a casi todo el auditorio en contra porque, o eran luteranos, que no tienen ninguna simpatía por los papistas o eran ateos secularizados. Pero, en realidad, era el favorito porque era una especie de figura extraña al que querían escuchar, ver, juzgar. Ése es el reto que hay que asumir y especialmente en los temas grandes. Tenemos que hablar de los temas transcendentales, grandes, porque de la droga entre los jóvenes, de las cuestiones sexuales… de eso ya hablan todos. Si hablamos de los temas fundamentales, como el sentido de la vida, la verdad, el amor, el mal… esto atrae, por eso no nos podemos desanimar. - ¿Es la relación entre la fe y la cultura más difícil ahora? - La relación entre la fe y la cultura es una relación estructural. La experiencia de fe no es experiencia intimista o espiritualista, es una experiencia global de la persona. En esta cuestión siempre cito a San Pablo que ha transcrito el mensaje de partida ininterrumpidamente para un mundo cultural totalmente distinto. La relación entre la fe y la cultura no es poner cualquier obra de arte que sea de tema religioso. Es la relación entre la atmósfera contemporánea, con su belleza, grandeza y también en su miseria. El concepto de cultura es antropológico, transversal y la fe es también antropológica y transversal, por lo que deben encontrarse de manera necesaria. - En la sociedad actual ¿qué piden los no creyentes a la Iglesia? - Piden, sobre todo, presentar la verdad religiosa, presentar el Evangelio, presentar la trascendencia, el tema de Dios, el sentido de la vida visto desde un creyente. A veces pensamos que piden cuestiones concretas, más políticas, como las cuestiones del matrimonio homosexual… estas cosas están ahí, pero lo primero de todo, piden ver cuál es nuestra visión global que no siempre es lo primero que les presentamos porque muchas veces nosotros partimos de los puntos de polémica. Pienso que, por eso el papa Francisco ha hecho una elección muy acertada. El ha dicho que también hablará de todas esas cosas, las cuestiones polémicas, pero primero hablará de nuestra visión general del mundo, de nuestra visión del hombre y de la mujer. Creo que éste es el tema: El que se refiere cuando afirma que se habla siempre de lo mismo. En Palermo, por ejemplo, se habla de la mafia, pero el problema es el derecho natural, la ley, la moral. Esto es lo que creo que los no creyentes demandan más. Es un nuevo método, la tentación es partir de una cuestión concreta y llegar a los principios o viceversa. Pero la realidad es más compleja, es mejor presentar bien la visión global en la que se hacen florecer las realidades concretas, la visión de fe, la misericordia, el perdón, la justicia, el amor… y después se llega al problema quizás de fe y política o fe estado, o cuestiones de tipo sexual, esta es la actitud. En Italia se hablaba de los valores no negociables, es decir, algunas cosas que si no se aceptaban no se podía seguir adelante, no había diálogo, como el aborto la eutanasia, que son efectivamente temas de base para el creyente. Pero el resultado fue que quien no estaba de acuerdo y no se interesaba por nada más que tuviera relación con la religión. Se negaba cualquier interés al respecto. Ahora el método del Papa Francisco es partir de la fe, de la religión, del amor, y después llegar a estos temas y en este sentido comparto este método. Autor: Juan Loza @juanj_loza