Fue un día lleno de buenos momentos que el párroco relata con estas palabras: «llegamos esa mañana gris y fría en la que esperábamos lo peor: una lluvia que nos "aguase" el día, pero la Madre de Dios nos ha concedido un tiempo espléndido. Rocío Moltó, periodista, católica, cofrade, malagueña y exquisita nos guió desde primera hora de la mañana por la parroquia de los Mártires para acompañarnos después a la exposición "El legado de nuestra fe", donde hemos podido admirar la riqueza (en todos los sentidos, pero especialmente en el catequético) de nuestras cofradías malagueñas. Loli Vargas, miembro de la Hermandad de la Salud nos explicó la sala central donde se representan a María, primera creyente, rodeada de los cuatro padres de la iglesia más eminentes, acompañada de los patronos de Málaga, Ciriaco y Paula, y coronada con la alegoría de la fe. Tras la visita a la exposición nos dirigimos a la Catedral, nuestro objeto de este día. Pero al llegar a la puerta de las cadenas nos encontramos con la llegada del Rosario que iban rezando en procesión las hermandades y cofradías con sus guiones, por lo que acompañamos los dos últimos misterios y rezamos las letanías. Había llegado el momento. Entramos a la Catedral y nos dirigimos a la capilla del Sagrario. Después de unos minutos de oración, hicimos juntos, ambos pueblos, profesión de la fe que nos une a toda la Iglesia, rezando el Credo. Por la tarde pudimos disfrutar también con la procesión "Mater Dei" que estaba comenzando, los primeros tronos salían a la calle, y era una oportunidad para acercarse a compartir esta fe popular con tanta gente que había venido a la capital de la Costa del Sol a empaparse de María, la Madre de Dios. El camino hasta los pueblos era largo, por lo que decidimos volvernos pronto. Un día intenso, tanto física como espiritualmente. Y lo mejor de todo: compartido en familia, la familia de los hijos de la Iglesia que camina en El Burgo y Yunquera. El año que viene, más».