Cosas que hacen que la vida valga la pena

Publicado: 09/01/2013: 876

La historia que aquí les traigo no desvela los detalles de un nuevo estreno o los pormenores de los ilusionantes y a la vez tediosos repartos.

No vengo para hablarles de castillos en el aire o de historias que se materializan gracias al beneplácito del ruin metal. Los cofrades estamos, quizás, demasiado acostumbrados a pasar de puntillas por todo aquello que escapa a la altura de un varal. A nuestro alrededor y por desgracia, sin darnos cuenta, miles de historias nacen al amparo del amor. Una mirada, un abrazo, una caricia, un deseo, un te quiero pueden ser argumentos suficientes para marca el devenir de todo un grupo humano.

El pasado mes de febrero nacía en Málaga el magazine cofrade ‘La Tribuna’. “Informar, transmitir y sentir”, esa era la declaración de intenciones de un nutrido grupo de jóvenes cofrades, que resguardados por su deseo de contar lo que sucede en torno a nuestras hermandades y cofradías, y con un claro convencimiento de su papel como cristianos dentro de éstas, se liaban la manta a la cabeza para lograr poner su granito de arena dentro de la poblada oferta comunicativa de la cual disfruta nuestra Semana Santa. Y se estarán preguntando ¿qué tiene que ver todo esto con mi cofradía? Mucho, se lo aseguro.

En muchas ocasiones y a través de diferentes foros de comunicación se ha venido cuestionando el grado de hospitalidad que ofrecen nuestras cofradías a todo aquel que llama a su puerta. Que si las casas hermandad carecen de vida diaria, que si sólo están pensadas para el uso y disfrute de los miembros de la junta de gobierno, que son un bonito almacén de tronos… Bah.

En nuestro caso, y les hablo en el nombre de todos lo que formamos parte del equipo de ‘La Tribuna’, hemos encontrado en calle Parras el refugio perfecto donde poder compartir nuestros miedos, deseos e ilusiones con un grupo de cofrades que han sabido hacer suyo, con apabullante naturalidad, aquella máxima de que la caridad bien entendida no se fundamente en el dar, sino en el darse. De la mano de nuestro compañero José Luis Pérez Cerón, hemos ido conociendo cada detalle de la vida de un grupo de hermanos, que ha sabido cimentar sus relaciones humanas en el respeto, la cercanía y el amor fraterno. Nos hemos adentrado en su historia, hemos disfrutado de los momentos previos a su salida procesional, hemos compartido confidencias, incluso, hemos podido comprobar los múltiples usos de los que puede hacer gala una simple sala de archivo.

El camino transcurrido desde el germen de esta idea, arroja una lectura muy simple: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. Como podrán comprobar, Jesús no se anda con rodeos y no titubea al recordarnos que la verdadera fortaleza de cualquier grupo humano que se precie radica en la capacidad de amar a los demás como a nosotros mismos. Cuando uno ha recibido tanto amor, los malos momentos quedan en un segundo plano, dejando paso a un sincero sentimiento de agradecimiento para todas aquellas personas que lo han hecho posible.
 

Autor: Pedro Jerez Palomo

Más noticias de: